Por Melissa Moreno

El padre guayaquileño se caracteriza por ser amoroso, trabajador, por inculcar valores a sus hijos para que sean personas de bien y brindarles el apoyo para que se desarrollen.

Hoy, 20 de junio, se celebra su día tradicional. En esta fecha, las familias reconocen el esfuerzo que muchos progenitores realizan a diario para salir adelante, afrontando una crisis económica por la pandemia de COVID-19, que se ha llevado a miles de personas en la ciudad.

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Este Diario dialogó con un grupo de padres que viven en diversas zonas de Guayaquil. Con esfuerzo, optimismo, abnegación, valentía y su empuje diario, ellos han mantenido a sus familias en situaciones críticas, como las vividas en los últimos meses por el coronavirus.

‘Mi hija es mi todo y lucho por ella’: Nivaldo Obelino

Nivaldo Obelino es vendedor de frutas y vegetales. Foto: José Beltrán

Nivaldo Obelino, quien vive en Flor de Bastión, noroeste de Guayaquil, se ubica a diario con su pequeño puesto de venta de vegetales en la entrada del sector El Fortín. Su labor se inicia a las 04:00 y finaliza a las 19:00. El esfuerzo de levantarse cada madrugada lo hace por sacar adelante a su hija, que vive con su abuela, pues su mamá falleció meses atrás.

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Con lágrimas comentó que trabaja duro para que su hija sea una excelente profesional y una mujer de bien.

Antes de la pandemia trabajaba en uno de los puertos de la ciudad, pero debido al recorte de personal tuvo que salir. Al no encontrar oportunidades laborales, montó un negocio de venta de vegetales y frutas. Actualmente alquila una camioneta para trasladar todos sus productos y venderlos.

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En algunas ocasiones se ha visto afectado por las bajas ventas. No obstante, hay días en los que obtiene altos réditos por la venta de productos. Dijo que todo el dinero recaudado es para su hija.

‘Soy el papá más feliz del mundo’: Félix Montiel

Félix Montiel, abogado de 63 años. Foto: José Beltrán

Félix Montiel, abogado de 63 años, vive en una urbanización ubicada en la parroquia La Aurora, en Daule. Irradia felicidad cuando habla de su familia, los ojos le brillan de emoción cuando relata de sus cuatro hijos y de su esposa, de los que dice “son mi adoración”.

Antes de la pandemia de COVID-19, Montiel trabajaba sin descanso en su despacho o viajaba por trabajo, pero no tenía tiempo para sus hijos. Cuando llegó el confinamiento, se quedó en casa junto con sus familiares y notó un cambio que, dijo, “jamás había experimentado” al pasar en su hogar.

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Comenzó a disfrutar de la compañía de los suyos y ya no se sentía estresado por sus labores.

Él, junto con sus hijas, comenzó a construir un pequeño huerto en el patio de su hogar y disfrutaba de la compañía de ellas sembrando vegetales y frutas.

Luego se propuso obsequiar choclos asados a sus vecinos. “Un acto de solidaridad que lo hicimos junto con mis hijos y es una lección que queda en ellos”, indicó.

Ahora goza del tiempo que le dedica a su familia. Además, han creado un emprendimiento. Ellos elaboran mermeladas de frutas, postres y diversos elementos que venden desde sus plataformas digitales.

“Soy feliz”, aseguró Montiel.

‘Será mi primer Día del Padre, estoy muy nervioso y feliz’: Elvis Andrade

Elvis Andrade, de 22 años, labora lavando tricimotos en la parroquia Pascuales. Foto: José Beltrán

Elvis Andrade, de 23 años y quien vive en Pascuales, es papá de una niña y un niño. Labora lavando tricimotos todos los días. Con ello sustenta a su familia.

“La vida de padre es dura y me toca trabajar duro porque mis hijos están pequeños y necesitan cuidados médicos y materiales”, resaltó.

En la época de pandemia, la forma de sostener a su familia fue haciendo mandados en cada casa todos los días. En dicha labor ganaba de $ 20 a $ 25 diarios que les servía a su esposa e hijos en los gastos diarios.

Elvis dijo que trabaja duro para que su familia progrese y tenga una vida tranquila.

Manifestó que este Día del Padre es especial para él. Está orgulloso de sus hijos y de darlo todo por ellos. “Me siento feliz al tener a mis hijos a mi lado”, exclamó.

‘Mi familia es unida y me siento contento al tenerla a mi lado’: Óscar Chávez

Óscar Chávez, de 50 años, tiene cuatro hijos. Foto: José Beltrán

Óscar Chávez, de 50 años, vive en Entre Ríos, Samborondón. Contó con orgullo que su familia es un tesoro valioso. Compartir cada momento con sus cuatro hijos y su esposa lo hace sentir afortunado.

Óscar labora realizando videos estudiantiles y de fotografía. Sus hijos se sienten dichosos de tenerlo como padre, pues siempre los aconseja y anhela lo mejor para ellos.

En esta familia abundan confianza, amor, lealtad, respeto. Sus vástagos lo consideran su mejor amigo, ya que al tener un problema no dudan en acudir a él.

Ellos saben que él no los va a juzgar y les dará el apoyo para sobrellevar los obstáculos que se presenten.

Fiorella, una de las hijas de Óscar, dijo admirar a su papá porque se sacrifica por su familia, además, porque le ha dado una buena educación.

Romina, su segunda hija, explicó que él es su mejor amigo, pues la anima a no rendirse. Entre ellos hay mucha confianza para hablar sobre cualquier tema. Saben que en los buenos y malos momentos contarán con su papá.

“Mi padre siempre me comprende. Nuestro amor por el mismo género de música nos une”, señaló Óscar, su cuarto hijo.

Su esposa lo ve y comenta que es el amor de su vida. “Óscar y yo somos un equipo que direccionamos con amor a nuestros hijos”, sostuvo.

Ese es el sello del padre guayaquileño, rico, pobre, empresario, obrero, emprendedor, vendedor de la calle, pero lleno de un inmenso amor, salvo excepciones. (I)