Entre usuarios y conductores de taxis amarillos que acuden hasta la terminal terrestre de Guayaquil hay molestias. Largas filas para ingresar en vehículo a este lugar se registran durante horas pico en la mañana y tarde.

Según viajeros, ahora se debe caminar más hacia uno de los ingresos peatonales de la terminal tras la prohibición del ingreso de vehículos particulares y taxis a la zona de los andenes de embarque y desembarque del Sistema Intermodal de Transporte Urbano.

Si bien esta no es una prohibición nueva, ahora se reforzó el control en esa zona con la presencia de agentes y la colocación de señalética.

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En un recorrido por esta área se observó que, aun con la presencia de agentes de tránsito, persisten ciertos vehículos que burlan los controles y recogen o dejan pasajeros.

Conductores aseguran que existe un carril que les permite ingresar desde la avenida Benjamín Rosales, bordear la zona de la pileta de la terminal y retornar a la vía con dirección a la autopista Narcisa de Jesús y Antonio Parra Velasco. Sin embargo, este atajo resulta insuficiente y en esa zona no se puede dejar o recoger pasajeros.

Los controles se intensificaron a finales de octubre. Foto: Carlos Barros

Una larga fila se forma al ingreso de este carril, lo que alarga los tiempos de espera y traslado para clientes.

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A finales de octubre, la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM) indicó que se reforzó la señalética en la zona de los andenes de buses urbanos para ‘ordenar la movilidad’ en los exteriores de la terminal terrestre de Guayaquil.

“El ingreso a esta zona es exclusivo para el transporte público, por lo que los vehículos particulares y taxis deben circular por el carril junto a la pileta para continuar hacia la Narcisa de Jesús o la Antonio Parra”, explicó la entidad a través de su cuenta X el pasado 24 de octubre.

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Desde esa fecha, comentó el taxista Carlos Rugel, se intensificó el control del ingreso de los vehículos con agentes tanto en la zona cerca al paso peatonal como en la salida de los andenes.

“Nosotros traemos a gente que lleva fundas, paquetes con carga y ellos siempre decían que se los deje por el lado de los buses porque era más cerca. Ahora me dicen que les toca caminar más porque no quieren pagar la tasa de ingreso de $ 0,25″, manifestó.

Otro usuario manifestó que esto los afecta, pues les toca quedarse antes del paso peatonal elevado para poder ingresar. “Antes nos quedábamos por el lado de la CTE, pero eso también cerraron. Pareciera que quieren que sí o sí la gente entre por las plumas y se pague”, dijo Daniel Tinoco.

El ciudadano comentó que ciertos taxistas se oponen a ingresar a la terminal para no pagar la tasa. Estos eran los que ingresaban por el lado de los buses y dejaban pasajeros.

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“El relajo ahora no es en la zona de los buses y de la Metrovía, ahora se forma un ‘cuello de botella’ antes de llegar al paso peatonal y en la zona de la pileta, porque la gente se baja al vuelo para que no los multen”, agregó Tinoco.

Ciertos vehículos burlan los controles e ingresan a la zona con restricción. Foto: Carlos Barros

En redes sociales, las quejas por este tema se han incrementado desde finales de octubre. En X (antes Twitter) escribieron que aunque existe el carril habilitado para vehículos particulares y taxis, se requiere una reestructuración.

“Si cambiaran la pileta o ampliaran el carril, este se puede convertir en un carril exclusivo para dejar a los pasajeros de taxi y sería algo ideal”, escribió una usuaria.

En esa misma plataforma, otro usuario dijo que se debería controlar que los buses circulen por el carril que les corresponde al salir de la terminal. “Se meten al primer carril y dificultan el paso de los livianos”, escribió.

Los conductores tanto de buses urbanos como del sistema Metrovía aplauden que exista restricción en el ingreso de vehículos particulares a los dos andenes habilitados.

“En la mañana a veces uno no avanza porque los autos y taxis están ahí cruzados o bloqueando los espacios. Nos llevábamos los insultos de la gente por no avanzar, pero no era cosa nuestra”, manifestó Olmedo Gutiérrez.

Para los choferes, los controles deben de ser constantes, sobre todo, en las horas pico. (I)