“No tengo dónde ponerle una vela a mi hermana, hoy enterraron esos cuerpos sin identificar y entierran las esperanzas de encontrar a nuestros seres queridos”, se lamentó Greta Encalada al ver el portarretrato de su hermana, quien falleció el 26 de marzo de 2020 por COVID-19 durante la crisis sanitaria, y aún no tiene conocimiento del paradero del cuerpo luego que se lo llevaran al hospital del Guasmo sur, en Guayaquil.
Ella contó que su hermana, quien trabajaba como guardia de seguridad, murió por COVID-19 en la maternidad Marianita de Jesús, después de haber recorrido otros dos hospitales en donde no recibió atención. Luego de eso llevaron el cuerpo a su casa en Vergeles, adonde acudió personal del Gobierno para trasladar el cadáver hasta los contenedores del hospital del Guasmo sur, donde se colocaba a los muertos por COVID-19.
Ella recuerda que tomó fotografías del momento en que se la llevaron, tiene todos los registros de su hermana, sin embargo, ese fue el último momento en que vio el cuerpo, porque aún permanece desaparecido. En estos dos años ha participado de algunas reuniones, procesos para el reconocimiento, entrevistas, pero no ha logrado tener información sobre los restos de su hermana.
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La mañana de este miércoles, 30 de marzo, se inhumaron 48 cuerpos sin identificar de los fallecidos por COVID-19 en la crisis sanitaria. Esta diligencia la realizaron personal de la Policía Nacional, Fiscalía, Medicina Legal, Defensoría del Pueblo y el Servicio de Derechos Humanos del Gobierno.
Los cuerpos no identificados fueron inhumados en bóvedas individuales, con su respectiva caja, con códigos y georreferenciación. Además se tiene el perfil genético de todos para que en el futuro, de encontrar algún familiar, puedan identificarlo, comentaron asistentes a esta diligencia.
Sin embargo, para el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH) esta diligencia fue llena de hermetismo, tanto así que no se les comunicó a las familias involucradas en el proceso de investigación, por lo que se teme que esta acción signifique el cierre del proceso.
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Navarrete comentó que no se tiene constancia del cumplimiento de los procesos técnicos de identificación de los cuerpos NN. “Somos testigos de la permanente predisposición de cientos de familias y del personal del Departamento de Criminalística para aportar en el proceso de identificación a través de las distintas etapas de las pericias forenses; sin embargo, desde hace un año no hay evidencia plena del agotamiento de las prácticas de reconocimiento por ADN para lograr identificar las decenas de cuerpos”, comentó.
Agregó que frente a las esperanzas que tienen aún las familias de encontrar el cuerpo de sus parientes, el CDH desconoce el debido acercamiento por parte de la autoridad competente a cada una de las familias registradas para informarles sobre los motivos para la inhumación de los cuerpos NN. No cabe el manejo hermético para un caso de extendido interés público.
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Él explicó que hay el proceso de la indagación previa en curso por el presunto delito de “incumplimiento de decisiones legítimas de autoridad competente” a cargo de la Fiscalía General del Estado, por lo que temen que prescriba y se archive sin la identificación objetiva de los responsables de esta grave violación de derechos humanos sufrida por centenares de personas en Guayaquil.
Añadió que son más de doce familias que de forma permanente están a la espera de resultados de esta investigación para tener certeza del paradero de su ser querido, pero que aún no hay nada concreto pese a pasar por diversos estudios. Además, dijo que no se les ha dado el acompañamiento psicológico respectivo como debería hacerlo el Gobierno.
“Solo se realizaron llamadas cuando se ganó la acción de protección para que se les garantice la atención psicológica, pero este servicio no se puede dar por teléfono, ellos necesitan un acompañamiento presencial; han tenido muchas situaciones muy complicadas, incluso unos han visto los cuerpos meses después al intentar reconocer, es algo traumático”, lamentó Navarrete.
Greta comentó que ella no para de llorar, que se le bajaron las defensas y que se encuentra muy mal esperando alguna respuesta. “Tengo una amiga que tiene las cenizas de su mascota en su sala, un ser que la acompañó tanto. Imagínese y yo aún no puedo decir que tengo el cuerpo o cenizas de mi hermana, dónde le pongo una vela. Esto ha sido una historia de terror, queremos llegar a algo concreto”, lamentó. (I)
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