El Buda de Swat, esculpido en un acantilado en el siglo VII, quedó desfigurado por dinamita en 2007, pero al contrario de las estatuas gigantes de Bamiyan, en Afganistán, fue restaurado y se convirtió en un símbolo de tolerancia en este valle pakistaní traumatizado por años bajo el yugo de los talibanes.