Regresaba a casa a pie, luego de cumplir un trámite en el Municipio, pero como el día estaba soleado, Rolando Castro decidió descansar un rato en el parque Seminario, para cobijarse bajo los frondosos árboles que oxigenan un segmento del centro guayaquileño marcado por la intensidad del tránsito vehicular y el ajetreo comercial.











