Durante una visita a Afganistán, el millonario Tony Stark es atacado, pero sale ileso gracias a la intervención de un joven marine, el teniente Killmonger. Así, nunca llega a ser herido de muerte, y en vez de dedicarse a construir el reactor y las armaduras que serán su salvación y su identidad de superhéroe, decide crear armas cada vez más potentes para seguir con la guerra.