César, Ana, Andrés, María José y María Laura, quienes lograron avanzar al top cinco de la tercera temporada de MasterChef Ecuador, se enfrentaron esta noche a un nuevo reto de eliminación dividido en tres etapas donde tuvieron que replicar platos de autoría del jurado.

La chef Irene fue la encargada de presentar la entrada: sorrentinos rellenos de ricotta y nueces en bisque con camarones, el primer plato a replicar. El desafío de hacer pasta puso nerviosos a varios participantes quienes no dominan la técnica, menos a Andrés, quien sí logró aprovechar adecuadamente los 30 minutos que tuvieron para entregar su preparación.

Publicidad

Ana, sin embargo, fue quien obtuvo finalmente los mejores comentarios del jurado y subió al balcón convirtiéndose en la primera en clasificar a la semifinal.

El plato fuerte salió directamente de la cocina del chef Jorge Rauch y lo presentó como uno de sus mejores recetas caseras: un pollo al estilo marroquí acompañado de cuscús.

Publicidad

En un intento desesperado ‘por no llegar al postre’ (el último desafío) y tener que enfrentarse a las dificultades propias de la pastelería, los concursantes se esforzaron durante 45 minutos para conseguir el pollo más parecido a la receta original.

El plato de Andrés, de ‘buena pinta y salsa brillante’, fue evaluado entre sonrisas del jurado. Pero Rausch se dejó llevar por el sabor de la preparación de María José y probó varios bocados. Luego de un ajustado debate, definido por quién tuvo el mejor pollo, la siguiente clasificado fue María José.

Un bizcocho fluido de dulce de leche, de autoría de la chef Carolina, fue el desafío final.

César fue reconocido por su emplatado similar al original, mientras que el cansancio de María Laura le jugó en contra y falló en replicar la receta y no pudo evitar ceder a las lágrimas. Andrés falló en lograr el centro líquido del bizcocho pero tuvo éxito en los otros acompañantes.

Pronto César se convirtió en el tercer semifinalista y tras minutos de suspenso, los jueces decidieron clasificar a Andrés.

Antes de irse, María Laura reveló el piropo que tenía guardado para el chef Rausch a quien llamó un ‘bomboncito de chocolate blanco’.