Si no hubiera hecho de Clark Kent/Superman, tal vez Christopher Reeve (1952-2024) nunca hubiera saboreado las mieles del estrellato mundial, ni se hubiera convertido en un personaje tan influyente. Pero lo hizo. Su icónica interpretación colocó la vara de lo que debían ser las películas de superhéroes. Su lucha por una cura para las lesiones de la médula espinal, que lo dejaron tetrapléjico, lo transformó en un carismático activista y defensor de los derechos de las personas con discapacidad.