Por Benjamín Cortés | Director de Planificación Académica de la Escuela de Artes Escénicas de la UArtes

La noche del jueves 7 de octubre, me dirigí al Estudio Paulsen a ver la obra de teatro La canción de la liebre, un texto del afamado dramaturgo argentino, avecinado en Ecuador (Arístides Vargas) desde hace décadas, que me sorprendió.

Estreno de ‘La canción de la liebre’ en el Estudio Paulsen: ‘El público se va a encontrar con la podredumbre humana que todos tenemos dentro’

Al entrar, la sala estaba totalmente intervenida, una suerte de quirófano improvisado (nada más cerca de la realidad) donde dos personajes hablan de fútbol, negocios, y de las más bajas acciones que ocurren en nuestra ciudad a diario, y que no queremos voltear a ver, tal vez por miedo, tal vez por indiferencia, o simplemente decidimos hacernos cómplices de los hechos una y otra vez, tal cual como sucede en la obra, es algo que nunca termina, se repite hasta la saciedad. Uno puede salir o enfrentar lo que ve, aunque sé que seremos pocos los que tengamos la fuerza para asumir nuestro papel en la obra.

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El trabajo actoral es de gran calidad y ritmo, pareciera que el tiempo se detiene y no corre. Es mi deseo felicitar al Estudio Paulsen por atreverse, por dar propuestas alternativas que alimentan la cultura de la ciudad. Pueden vivir esta historia todos los jueves, viernes y sábados a las 20:00, en el Estudio Paulsen. (O)