Celebrar diez años de un festival en Ecuador no es cualquier cosa. Menos aún si es uno que ha sobrevivido a crisis económicas, pandemia, cambios de sede y que convoca a más de 3.000 personas por noche. Así lo vive Carolina Araujo Ossa, productora general del festival, quien forma parte de un equipo que empezó este recorrido con apenas 250 asistentes y en esta ocasión regresó a su lugar de origen: el cantón Samborondón.