Las redes sociales están ganando cada día un papel más importante en las diferentes industrias, sobre todo en el entretenimiento. De ahí que hayan surgido nuevas carreras y emprendimientos en los últimos años, como los creadores de contenido, o creadores digitales.
Un creador digital es alguien que crea contenido a través de plataformas digitales. El contenido puede ser videos, fotografías, gráficos, publicaciones de blogs u otras formas de medios, y las plataformas pueden ser YouTube, TikTok, Instagram, Twitter, un sitio web o cualquier espacio digital.
A menudo llamados creadores de contenido, los creadores digitales producen contenido destinado a atraer a una audiencia. El contenido atractivo puede incluir formatos como reseñas de programas de televisión, tutoriales o vlogs del día a día. Pero no importa cómo sea su contenido, un creador digital debe producir material atractivo y de alta calidad; en última instancia, ese es su trabajo.
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Cada vez más empresas y plataformas virtuales confían en los creadores digitales para aumentar el reconocimiento de sus marcas, haciendo que la creación de contenido digital sea popular entre los especialistas en marketing y los creativos.
Es por eso que las leyes de derechos de autor y propiedad intelectual se han vuelto más críticas que nunca para este tipo de trabajo. Los creadores necesitan protección legal para sus obras originales y para poder ganarse la vida con sus creaciones.
Por ejemplo, un fotógrafo puede conservar los derechos exclusivos sobre sus fotografías, impidiendo que otros utilicen o reproduzcan sus imágenes sin permiso. Esta protección permite al fotógrafo vender licencias de sus imágenes a otros para su uso en publicaciones, sitios web u otros medios, proporcionándoles una fuente de ingresos de su trabajo.
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“Sin protección de los derechos de autor, los creadores tendrían pocos incentivos para crear nuevas obras, ya que no podrían controlar cómo se utilizan o monetizan sus productos”, reflexiona un artículo de la plataforma Fangage, justamente para creadores digitales (parecido a Onlyfans, pero sin suscripción pagada).
La propiedad intelectual también es una responsabilidad para el creador
Las tensiones entre derechos de autor, propiedad intelectual y creación digital también son unas de las preocupaciones de Gerson Mejía, creador digital en el segmento de deportes y entretenimiento. Aunque por lo pronto no ha tenido una experiencia negativa en el sentido de denuncias de plagio, o similares, sí recuerda un momento cuando sus ideas fueron “prestadas sin su permiso”, como dice la expresión coloquial.
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“Alguna vez propuse varios tipos de contenidos y luego esta persona buscó a alguien que aparentemente cobraba más barato, pero no salió tal como yo lo hubiese producido... Su marca personal nunca despegó y luego invirtió mal en temas de publicidad, porque no tenía un buen perfil en redes”.
Lo que sí le dejó como aprendizaje esta experiencia, y otras, es a cuidar sus propuestas con mucho celo. “Dependiendo del tipo de empresa, productora o trabajo en el que participo, algunas veces propongo ideas pero no expongo la planificación de las mismas hasta que sepa cuales son las inversiones o marcas que hay detrás del proyecto”. Cuando debe trabajar con una marca que considera grande, o incluso con proyectos que cuentan con financiación del Estado, prefiere consultar con una abogada de su confianza, especializada en temas de propiedad intelectual.
A su criterio deja ver que también hay una responsabilidad de los creadores en formarse en los aspectos necesarios para no ser ellos mismos quienes incurran en situaciones que vulneren los derechos de autor de otros. “Los creadores de contenido deben saber sobre propiedad intelectual, derechos de imágenes, tipografías, frases o colores”, reconoce. “Porque, por ejemplo, hay tiendas como Tiffany, que patentó una tonalidad de azul turquesa que nadie podría usar comercialmente. A su vez, si mañana trabajo en una agencia y uso una tipografía de la cual desconozco su origen, podría usar un tipo de letra que usa una marca competencia de un producto, servicio o empresa de la que estamos a cargo. Y derechos de imágenes, porque a veces las empresas quieren usar memes, personajes de series o actores en su publicidad y si no tienes noción, podrían recibir una demanda”.
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Asesoría legal para creadores de contenido, influencers y emprendedores
Desde hace dos años la abogada Melissa Ramírez, especialista en derecho público, volcó su práctica al nicho de empresarios digitales, influencers y creadores de contenido, para ofrecerles asesoría laboral, en propiedad intelectual, y más, en vista del crecimiento de emprendimientos digitales que se vio acelerado en la pandemia.
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“La gente perdió sus trabajos, pero tenían que comer, entonces todos empezaron a inventarse emprendimientos. Todo el mundo hizo algún proyecto, sea en la cocina, las manualidades, los servicios. Todo el mundo se reinventó, incluida yo que trabajaba en el sector público”. Así nació Digital Law. Todo empezó como asesoría para sus conocidos, recuerda la jurista. Y en ese momento era gratuito.
“Luego me di cuenta que el emprendedor generalmente no puede acceder a las tarifas de un estudio jurídico tradicional. Así creé Digital Law, una tienda legal de cada cuestión que el creador quiera contratar, con un precio fijo, sin valores adicionales”. Entre sus servicios está registro de marca, constitución de SAS y un kit digital que se encarga de los términos y condiciones, descargo de responsabilidad, política de privacidad para páginas web de marcas personales con venta de servicios y cualquier ecommerce o negocio digital. Con ellos ha llegado a alrededor de 200 emprendedores digitales.
Una de las principales recomendaciones de esta abogada por supuesto es contratar asesoría acorde al bolsillo de cada uno y en efecto es lo que ella trata de hacer con su emprendimiento, cuyos servicios considera bastante accesibles. “Hay emprendedores que buscan cómo pueden ahorrarse algunos costos, pero hay cuestiones en las que no te puedes ahorrar porque el costo de no haberte protegido legalmente es mayor a futuro”.
Por ejemplo, siempre promueve registrar las marcas de los nuevos emprendimientos antes de invertir en sus proyectos. “Uno no invierte en algo que no es suyo y lo mismo pasa con la marca. Si empiezas a crecer, a comprar pauta en redes sociales, a producir packaging estás invirtiendo, pero te puede pasar que con el tiempo venga otra marca registrada, te mande un aviso legal y hasta ahí llegaste, porque tu marca porque está infringiendo derechos de terceros. Te toca cambiar de nombre y cuando estás en una empresa digital el nombre de tu marca es tu activo más importante, es cómo el cliente te recuerda. Si te toca cambiar es un daño muy fuerte”.
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De acuerdo con esta abogada, el registro de marca para emprendedores tiene un costo aproximado de $112. Y ese registro dura 10 años, por lo que al amortizar su valor en ese lapso, la inversión resulta mucho menor. “Son $12 anuales, un valor muy bajo para estar protegido”.
Otro eje de acción para Ramírez son los contratos con influencers. “Ha sido un reto inculcar el tema de los contratos en los influencers. Si no se asesoran, el creador de contenido o el influencer termina entregando sus derechos de autor por completo o no puede negociar sus tarifas. Es muy grave, vi muchos contratos de agencias o de marcas con exclusividad de no trabajar en seis meses, después de finalizar el contrato, con la competencia. Y así ellos están dejando de facturar por casi un año si no se dieron cuenta de la exclusividad o no les dieron el anexo de las marcas de la competencia”. Ahora, dice, el número de influencers que son conscientes de estas implicaciones va creciendo. (E)