En 2015, Jason Citron, un programador, tenía dificultades para abrirse camino en la industria de los videojuegos. El nuevo título multijugador que había creado con su estudio de desarrollo, Hammer & Chisel, no estaba pegando.

Por lo tanto, Citron realizó un abrupto cambio radical. Despidió a los desarrolladores de juegos de su empresa, convirtió la función de conversación del juego en su único producto y le dio un nombre misterioso: Discord.

“Creo que en ese momento teníamos unos seis usuarios”, comentó Citron. “No tenía ninguna certeza de que fuera a funcionar”.

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Al principio, Discord solo era popular entre otros videojugadores. Sin embargo, más de seis años después, en parte debido a la pandemia, ha pasado a cautivar al público en general. Mientras los adultos que trabajaban desde casa acudían en manada a Zoom, sus hijos estaban descargando Discord para socializar con otros jóvenes por medio de mensajes de texto, de audio y videollamadas en grupos conocidos como servidores.

Todos los meses, la plataforma tiene más de 150 millones de usuarios activos —en comparación con los 56 millones de 2019— y casi el 80 por ciento se conecta desde fuera de Norteamérica. Se ha expandido de los videojugadores a los aficionados a la música, los estudiantes y los entusiastas de las criptomonedas.

En septiembre, Discord, con sede en San Francisco, anunció que estaba recaudando 500 millones de dólares en financiamiento y que valuaba a la empresa en 14.700 millones de dólares, según PitchBook, un proveedor de datos del mercado. En 2021, su fuerza laboral aumentó más del doble, a unas 650 personas.

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La evolución de Discord hasta llegar a ser una herramienta de uso popular ha sido un giro inesperado en la carrera de Citron, de 37 años, quien comentó que creció jugando videojuegos en Long Island, por poco no se graduó de la Universidad Full Sail en Florida porque pasaba demasiado tiempo jugando “World of Warcraft” y su primera cita con su futura esposa fue en una sala de máquinas de videojuegos.

“Muchos de mis mejores recuerdos provienen de esas experiencias, así que toda mi carrera se ha centrado en darles a otras personas el poder de crear ese tipo de momentos en sus vidas”, mencionó Citron.

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Antes de Discord, Citron dirigió la red social de videojuegos, OpenFeint, la cual le vendió en 2011 a una empresa japonesa de videojuegos GREE por 104 millones de dólares. Para otras personas en la comunidad de los videojuegos, Citron era considerado innovador porque había intentado captar la atención de los videojugadores por medio de interacciones sociales con sus amigos, una nueva estrategia en el naciente mercado de los videojuegos móviles.

“Al menos él intenta sacar algo nuevo al mercado”, opinó Serkan Toto, un analista de videojuegos en Japón, quien agregó que Citron tenía una reputación de “ñoño, pero en un buen sentido”.

Ahora, Citron se encuentra dirigiendo una prominente plataforma de comunicaciones, un giro que describió como “sorprendente, maravilloso y aleccionador”.

Stanislav Vishnevskiy, cofundador y director de tecnología de Discord, en las oficinas del centro social en San Francisco, el 20 de diciembre de 2021. (Kelsey McClellan/The New York Times). Foto: KELSEY MCCLELLAN

Discord está dividido en servidores —en esencia, una serie de salas de chat similares a la aplicación de mensajería para empresas Slack— que facilitan conversaciones casuales y fluidas sobre videojuegos, música, memes y la vida cotidiana. Algunos servidores son grandes y están abiertos al público; otros requieren invitación.

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El servicio no tiene anuncios. Gana dinero por medio de un servicio de suscripción que les da acceso a los usuarios a funciones como emojis personalizados por 5 y 10 dólares al mes. En diciembre, Discord también comenzó a experimentar con permitirles a algunos usuarios cobrar por el acceso a sus servidores, hasta 100 dólares al mes, de lo cual la empresa se queda con una tajada del 10 por ciento.

El año pasado, Discord obtuvo más de 100 millones de dólares en ingresos, según una persona familiarizada con las finanzas de la empresa que no tenía permitido hablar sobre ellas en público, pero representantes de la empresa no dijeron si era rentable.

El giro más radical de la empresa ocurrió a inicios de la pandemia. En junio de 2020, Citron y su cofundador y director de tecnología, Stanislav Vishnevskiy, escribieron una publicación de blog en la que reconocían que Discord se había alejado de los videojuegos y estaba trabajando para ser más accesible para todos. Meses antes, la empresa había cambiado su eslogan de “Chat para videojugadores” a “Una nueva manera de conversar con tus comunidades y amigos”, un guiño a su mayor audiencia.

Esa transición ha acarreado algunos dolores de crecimiento. Discord ha enfrentado los mismos cuestionamientos espinosos que otras empresas de redes sociales sobre la regulación del discurso, la protección contra el acoso y la seguridad de los jóvenes.

Discord permite que la gente charle usando nombres falsos y la tarea de garantizar que las personas cumplan las normas de su comunidad queda, en gran medida, en manos de los organizadores de los servidores individuales de Discord. Esto hace que la plataforma se sienta un poco como “El señor de las moscas”, pues hay grupos de jóvenes que forman sociedades en línea y deciden sus propias reglas.

En 2017, un grupo de nacionalistas blancos se reunió en servidores de Discord de extrema derecha para planear el mitin “Unir a la derecha” en Charlottesville, Virginia. Los ejecutivos de Discord, a pesar de estar al tanto de que había nacionalistas blancos en la plataforma, no los vetaron sino hasta después de que se llevó a cabo el mitin, según un reportaje de The New York Times.

Después del incidente, la empresa tomó más en serio la moderación del contenido. Citron señaló que un 15 por ciento de los empleados de la empresa trabaja en confianza y seguridad. En 2019, la empresa comenzó a publicar informes bianuales de transparencia y prohíbe el ingreso a Discord a los usuarios menores de 13 años.

En su informe más reciente. Discord mencionó que había recibido más de 400.000 denuncias de mala conducta entre enero y junio, de las cuales más o menos una tercera parte estaba relacionada con acoso, y que había vetado más de 470.000 cuentas y 43.000 servidores.

Clement Leveau, de 21 años, tiene mucho poder en Discord: es el dueño de Kanye, un servidor donde más de 58.000 miembros debaten sobre el artista epónimo, música, cultura pop y otros temas.

Leveau, un estudiante universitario de la ciudad de Nueva York, es la máxima autoridad, pues tiene el poder de designar moderadores y encarcelar a la gente que rompa las reglas de la comunidad en un canal de confinamiento en solitario conocido como la cárcel. Leveau comentó que intenta “dejar que la gente diga tonterías, tenga un lugar donde relajarse”, pero no tolera el discurso de odio ni la intimidación. Debido al aislamiento que provocó la pandemia, los vínculos que ha formado la gente en Discord se han vuelto cruciales, según Leveau.

Este mismo año, Discord sostuvo negociaciones con Microsoft sobre una adquisición que pudo haber superado los 10.000 millones de dólares, según gente con información sobre las conversaciones que no estaba autorizada a hablar sobre ellas en público. El acuerdo no se cerró (Microsoft se rehusó a brindar comentarios).

Citron se negó a comentar en repetidas ocasiones sobre las conversaciones con otras empresas, solo argumentando que Discord genera “mucho interés”. Citron no dijo si estaba considerando llevar a la empresa a los mercados públicos, pero comentó: “Este tipo de asuntos tienen una variedad limitada de resultados”. (I)