Gramma pasó casi un siglo bajo cuidado humano y se convirtió en uno de los animales más queridos del Zoológico de San Diego. La institución confirmó que la tortuga, originaria de las islas Galápagos, falleció el 20 de noviembre a una edad estimada de 141 años, una cifra poco común incluso dentro de su especie, reconocida por su impresionante longevidad.
Gramma vivía acompañada por especialistas que la atendieron durante décadas. El zoológico describió a la tortuga como un animal de temperamento tranquilo y reservado, que llamó la atención de generaciones de visitantes. Los mensajes que hoy inundan redes sociales recuerdan visitas de infancia que luego se repitieron con hijos y nietos, un vínculo que rara vez logra un solo animal dentro de un mismo recinto.
El equipo veterinario detalló que la tortuga enfrentaba problemas óseos asociados a la edad, una condición que se agravó en las últimas semanas. Tras una evaluación conjunta, tomaron la decisión de practicar una eutanasia humanitaria para evitarle sufrimiento. “Durante casi un siglo fue parte de la historia del zoológico”, dijo la institución al anunciar su muerte y destacó que su presencia se convirtió en un símbolo para el público y para la comunidad conservacionista. Su equipo de cuidado la llamaba con cariño “la reina del zoológico”.
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En su larga vida en San Diego, Gramma vio crecer la ciudad, observó la modernización del propio zoológico y vivió mientras el mundo atravesaba guerras, pandemias y cambios tecnológicos. El Zoológico de San Diego invitó a su comunidad a recordarla con una imagen sencilla y simbólica: un plato generoso de frutas, su comida preferida. (I)

























