Con los paisajes tropicales de Latinoamérica, una clara alusión al reciente disco de Fonseca Tropicalia, se encendieron las pantallas gigantes en el escenario del coliseo cerrado Voltaire Paladines Polo, en la avenida de Las Américas. Así arrancó la cita musical del cantante colombiano en Guayaquil, este jueves 2 de octubre, puntual, como pocos shows en la ciudad, a las 20:00 (no hubo espectáculo telonero).
Al ritmo de Sueño, y acompañado de su orquesta, el artista dió paso a la parte más bailable de su repertorio, siguiendo con los temas Simples corazones, Vine a buscarte, Pedacito de playa, Entre mi vida y la tuya.
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Mientras tanto, el público se meneaba con estas canciones que al mismo tiempo corearon. A diferencia de otros conciertos a los que hemos asistido, donde ha sido regla tácita subirse sobre las sillas situadas en la localidad cancha, esta vez menos de 10 de los asistentes lo hicieron.
Lo cierto es que al parecer, dada la ubicación del escenario, en la mitad del coliseo, se percibió que cada localidad gozó de grata visibilidad de la tarima y por supuesto del artista. La seguridad del recinto pidió a las personas sobre los asientos bajarse, pero no acataron la orden hasta que una de las chicas casi se resbaló. Afortunadamente la joven no se lastimó y siguió disfrutando la velada en compañía de los suyos.
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Luciendo una top musculosa negra, que dejó ver sus brazos torneados definidos y sobre todo bronceados, Fonseca se acercó al filo del público y se dirigió a sus fans, reafirmando una noche de “parranda”. Ese momento fue el turno de escuchar La psicóloga, Enrédame, Si tú me quieres, Por toda la vida, Qué suerte tenerte.
Una hora después se realizó la segunda parte del espectáculo, la más melódica y sensual con los hits El paraíso, Confiésame, Y en vivo y en directo. La fiesta se encendió de nuevo con Canto a la vida, Ven, Nunca me fui, Venga lo que venga, Enamorarte mil veces, Por pura curiosidad, Cartagena, Volver a verte.
Fonseca se despidió de la masa guayaquileña, a las 22:00, con el romance enardecido, cuando entonó sus inolvidables himnos Me va a extrañar (un cover de Ricardo Montaner), Arroyito, Hace tiempo y el inconfundible Te mando flores, que le dio el puntapié a su carrera internacional. (E)