Si hay un artista que sabe cómo complacer a su público, ese, sin duda, es Ricardo Montaner. Llegó a Ecuador después de presentar en su natal Argentina su disco Tango, con un espectáculo en vivo desde Buenos Aires, que transmitió en plataformas digitales. A Guayaquil arribó la mañana del jueves 26 de mayo, acompañado de su equipo de producción y sus músicos, de los cuales tres no pudieron ingresar al país, según denunció en su cuenta de Twitter, por problemas en migración.

Su show empezó una hora después de lo previsto. A las 21:15, con un Centro de Convenciones lleno en su totalidad, las luces del salón principal se apagaron. Esa fue la señal que necesitaron los asistentes para recibir, en medio de gritos y aplausos, a Montaner. Sus seguidores habían esperado más de dos años para verlo y oírlo cantar en vivo. Salió a escena sin preámbulos.

De su extenso repertorio musical, arrancó la noche con Tan enamorados. Vestido con terno rosa y con su audiencia coreando el tema a viva voz, el artista aprovechó cada minuto sobre el escenario. Desde las distintas localidades —las primeras tenían mesas y sillas— las cámaras iluminaban el recinto. Unos transmitían en vivo, otros grababan el espectáculo, y la mayoría, que había asistido en pareja o grupos, se dedicaba las canciones mientras se miraban de frente.

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El show fue la excusa perfecta para que el romance se sintiera en el ambiente. En la primera parte de su espectáculo, el primero que ofrece esta semana en Guayaquil, hizo un recorrido por sus clásicas canciones: Será, A dónde va el amor y El poder de tu amor.

“Aquí hay gente que tiene más de dos años con entrada en la mano. Yo también tengo más de dos años con el pasaje en la mano para venir a Ecuador. Acabamos de comprobar, con esto, que nosotros no tenemos el control remoto de nuestra vida. (...) La verdad es que quien maneja los hilos de nosotros está allá arriba. Hemos pasado un tiempo complicado, un tiempo de separación, pero es motivo de rencuentro. Este show para mí es muy especial, porque hay mucha gente que hace dos años espera por vernos y que no han pedido que les devuelvan el dinero, además. Dios te bendiga, Guayaquil”, fueron las primeras palabras del intérprete para su audiencia guayaquileña.

“Con esta canción comenzó todo”, dijo antes de interpretar Ojos negros.

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En su presentación se dio espacio para los recuerdos, para compartir los suyos, los más íntimos, con su público, y detallar cómo surgieron las letras que se han convertido en parte de las historias personales de millones de enamorados de distintas generaciones que lo siguen y respaldan su trayectoria.

“Nosotros vivíamos en Caracas y hacíamos nido con Mau y Ricky (sus hijos). Y de la montaña, a partir de las 18:00, bajaba un frío que te invitaba a comer temprano y a ver la novela de las 21:00; esa es la mejor que hay, porque está en el horario estelar. Marlene y yo, con ese frío, nos acostábamos temprano, nos poníamos a ver la novela; se acostaba aquí (señalando su pecho). Nada mejor que ver la novela los dos. A los dos minutos ella acostumbraba a quedarse dormida. Cuando en una de las escenas, el cura de la telenovela dice: ‘Un concierto de sonrisas’ (…). Intenté deslizarme para encontrar el piso y, cuando iba a dar el primer paso, (ella) se levanta y me dice: ‘¿A dónde vas?’. ‘Voy rapidito al estudio. Regreso en 19 minutos’. ‘Si no vuelves en ese tiempo, no hay cucharita’, me dijo ella”, contaba Montaner a sus fanes.

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“No hay nada como dormir en cucharita; no hay que perder el beneficio de la cucharita. Y regresé con la satisfacción de haber escrito esta canción que les voy a cantar ahora”, expresó Montaner al terminar su relato del origen de Soy tuyo.

El cantante Ricardo Montaner durante su presentación la noche del jueves 26 de mayo, en el Centro de Convenciones en Guayaquil. Fd Ronald Cedeño  Foto: El Universo

La pareja de esposos Jeremy Ávila y Elena Robles llegaron al concierto luego de participar en el sorteo de una emisora radial. Seguidores de Montaner desde hace varios años, tuvieron el privilegio de conocerlo y tomarse una foto en el backstage con él, como parte del premio que recibieron. “Yo quería traerla al concierto, y escuché en la radio que estaban haciendo un concurso. Me inscribí y, cuando me llamaron a decir que gané, ella no dejaba de gritar de la emoción; yo no lo podía creer”, contó Ávila.

Montaner se dio tiempo también para ser cómplice de sus seguidores. Luego de interpretar Solo con un beso detuvo momentáneamente la música para preguntarle al público cómo conoció al amor de su vida.

Ante el asombro de los espectadores, el intérprete de Cada quien con cada cual y Aunque ahora estés con él llamó entre los asistentes a Vielka, señalándola entre la multitud. Evidentemente emocionada, la joven subió al escenario y Montaner le preguntó quién era su acompañante de la noche. Con nervios, la joven alcanzó a decir: “Mi novio, pero se me perdió ahorita”. Las dos pantallas gigantes dejaron ver a su novio, el cantante y actor ecuatoriano Juan Gálvez, aparecer en el escenario y sacar de su bolsillo una cajita.

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La sola acción emocionó a los fanáticos de Montaner, que aplaudían mientras Gálvez se arrodillaba a hacer la pregunta: “¿Te quieres casar conmigo?”. El momento para la pareja se complementó cuando los invitó a un costado del escenario para cantarles La mujer de mi vida, oportunidad que aprovechó Gálvez para demostrarle al anfitrión de la noche su destreza vocal.

Su actuación continuó con Dios así lo quiso, colaboración a dúo con Juan Luis Guerra que se desprende del álbum Fe, resumiendo y vamos pa’ la conga, que hizo levantar para bailar a todos los presentes, que en las primeras localidades ya estaban “bastante alegres” con el servicio de bebidas a la mesa.

Bésame, Si tuviera que elegir (canción que dijo que le recordaba a su hija Evaluna), Yo puedo hacer y Me va a extrañar fueron los temas con los que se despedía a las 23:08

Se despidió de la audiencia y, aunque las luces se apagaron, nadie se levantaba de sus asientos. Querían más canciones, más música, más de Montaner. Salió de nuevo. Lo dijo al inicio: era una noche para complacerlos.

“Yo creo que ya es hora de que comencemos nuestro concierto de esta noche”, sentenció, para beneplácito de quienes estuvimos presentes. “El Gardel de la familia”, como lo llamaban su abuelo y su padre, interpretó El día que me quieras, tema que se desprende su nuevo disco, Tango.

Continuó con Amén, composición que, según señaló, fue una de las producciones que desarrollaron en familia durante el tiempo de pandemia y que hicieron pensando en todos los que tuvieron pérdidas irreparables; otras son Déjame llorar, La gloria de Dios y La cima del cielo.

Montaner, quien en rueda de prensa aseguró que tendría un fin de semana ecuatorianísimo, disfrutó el concierto tanto como su fanaticada, una que esperó por él, cantó, bailó, gritó y que lo despidió con una lluvia de rosas rojas que lanzaron al escenario, en forma de agradecimiento.

Si no consiguió entradas para ese show, este sábado tiene la oportunidad de verlo en su segunda actuación en el Puerto Principal. Hoy canta en Quito, mientras que el domingo lo hará en Cuenca. Un espectáculo para no perdérselo. (I)