El músico mexicano Aleks Syntek estará en Ecuador el 25 de septiembre (Cuenca), 26 de septiembre (Quito) y 27 de septiembre (Guayaquil), para festejar sus 35 años como cantante y productor en la gira ‘Total Syntek’.
“Mi concierto es una máquina del tiempo”, dice el artista, que debate si debutó en 1989 (su primer vinilo) o en el 90 (su primer CD). Pero en todo caso, redondea el aniversario en el número 35, y eso deja ver que serán tres noches de nostalgia (El camino, Más fuerte de lo que pensaba), pero también de romance (Tú necesitas, Duele el amor, Sexo, pudor y lágrimas, Volverte a ver).
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Muchos lo recuerdan también por su faceta de actor juvenil, aunque él aclara que no fue un profesional en esa área. “Salí en Chiquilladas a los 10 años, hasta los 13. Fue cortito”. Sin embargo, esa experiencia ha jugado a su favor sobre el escenario. “Fíjate que los conciertos te exigen ser histriónico. Yo hago una obra de teatro en mis conciertos, me transformo y me gusta hacer reír y llorar a la gente; cuando vas a un concierto mío vas a experimentar un laboratorio emocional muy diverso”.
Resulta que tampoco se define como un compositor (aunque conste como tal en numerosas producciones). “No soy un escritor de canciones, soy un diseñador de emociones. Me toca usar la ficción y la fantasía para crear un mundo con más color”. Se sostiene en que busca melodías que no sean predecibles. “Me gusta desafiar al público a oír algo diferente”.
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Así es como ve su oficio, con el cual es muy exigente. “No me gusta que la música actual no tenga prosa, metáfora, verso. Yo eso le aprendí al rock de los 80, oyendo a Soda Stereo, Charlie García, Aterciopelados, Café Tacvba, Caifanes y Mecano de España, que es una influencia tan fuerte en mí que cumplí mi capricho de convencer a Ana Torroja de grabar una canción. Es que los Mecano eran mágicos, sus letras te transportaban a otros mundos, veías películas en tu mente”.
Para él, la música debe meter al oyente a una escenografía imaginaria, o no ha cumplido su cometido. “A veces el sonido actual es tan apachurrado, le falta profundidad a la música, le faltan dimensiones; yo veo mis canciones como una pintura de Guayasamín”, concluye, mientras que detrás de él se asoma un grabado del artista quiteño, que adquirió, cuenta, de la colección del pintor mexicano David Alfaro Siqueiros, heredada por el nieto.
“Les están vendiendo mentiras”: Aleks Syntek y su defensa de la música trascendental
Syntek viaja con una banda mayoritariamente femenina, una bajista yucateca, una guitarrista zacatecana, una baterista de Guadalajara… “De toda la república mexicana”. Y por eso cree que si alguien va a salir insatisfecho de su show son “aquellos que ven a la mujer como un objeto sexual. Traigo (de gira) a puras mujeres y siempre digo: ‘Son genios, ellas no están ahí para perrear o bailar, están para tocar música y enseñarte cosas nuevas”.
Será un espectáculo familiar, promete. “Está diseñado para que salgas con esperanza, viendo un mundo diferente, donde la gente buena va a ganar, convive el abuelo con el nieto, con el hijo, con el adolescente, con el papá. Los roqueros se juntan con los ‘fresas’. Eso se lo aprendí a Billy Joel, a Elton John, a Michael Jackson, que le gustaban a todo mundo. Mi sueño es que entiendan que la música pop está hecha para eso”.
Se sostiene en que el pop está resurgiendo y que sería un “grave error” enterrar este género y el rock frente a otras propuestas más comerciales. “Yo no adoctrino a nadie. Pero sí le digo a la gente: “Escucha música trascendental y tu cerebro será trascendental. Escucha música boba y efímera y tu cerebro será bobo y efímero. Me angustia mucho la generación de mis hijos”, dos adolescentes de 16 y 19 años. “Les dicen a los chavos: ‘¿Quieres ser feliz en la vida? Tienes que tener diez mujeres, dos yates, cadenas de oro, drogas, armas, dos penthouses en Miami’. Les están vendiendo mentiras”.
En cambio el pop, en su sencillez, puede lograr cambios culturales. “Estoy en contra de que la música retrase al ser humano, lo regrese a la época cavernícola, a la misoginia, la ley de la selva, donde el más fuerte le gana al más débil y eso nos vuelve crueles, insensibles. Por eso ahorita hay tanta violencia en el mundo, porque necesitamos oír música que nos hable más de amor y nos eleve el alma. Estamos escuchando mucha música violenta, hipersexualizada, que busca que te escapes. Yo le llamo el ‘fentanilo’ musical”.
“En mis discos no hay desperdicio”: Aleks Syntek y sus activismos
Hablando de no violencia, Syntek ha elegido atenuar la huella de carbono de sus espectáculos. “Durante 20 años me dediqué a ser activista de niños, ayudando en Unicef y Save the Children”. Este año cantará por cuarta vez el himno de la Teletón México. Ahora su activismo se enfoca en la ecología. Se puso en contacto con la iniciativa global NAT 5 y decidió compensar todas las emisiones de carbono que se produzcan durante sus giras.
Actualmente promueve la nueva versión de Hey, tú (1990), hecha con el grupo argentino de ska Los Caligaris, pero también hay canciones de estreno como la cumbia Ruta Correcta con TREX y Tania Laure. Durante la pandemia lanzó el disco La anatomía del amor.
“Porque en mis discos no hay desperdicio, siempre hago canciones que tengan algún sentido emocional importante. De noche en la ciudad es la favorita de mis hijos, por ejemplo. Y luego hay otras que te desgarran como Intocable. Las canciones de despecho castigan al que te dejó. Mi canción dice: ‘Me voy, me marcho porque fue tu decisión… De ahora en adelante intocable es tu lugar’”. No me gusta usar la vulgaridad ni la misoginia. Mi concierto es para todo público y lo que van a ir a escuchar es igual para todo público”.
Sabe que en el tablero actual, si no hay ‘follows’ suscripciones y ‘likes’, es difícil estar al día en lo que producen los músicos y alcanzar difusión, y a sus fanes les sugiere que lo sigan para que se enteren de lo que está haciendo. Pero tiene una recomendación más general: “No consumas música como si fueran unos tenis que están de moda; consume música como el arte que es, como la cultura que es. Sé responsable con lo que escuchas, porque eres lo que escuchas, y si escuchas misoginia en eso te vas a convertir; si escuchas violencia te vas a volver una persona violenta, pero si escuchas canciones que te inspiran amor y compasión, te vas a volver una persona compasiva. Necesitamos un mejor mundo”. (E)