Pasión por su trabajo, humildad y gratitud son las palabras clave que definen la personalidad de Daniel Esquiaqui Lecomte, bautizado artísticamente como Dekko. “Soy un joven como todos los demás, persiguiendo sus sueños”, declara el artista, de 23 años, a este Diario. A esas palabras clave se le podría añadir la perseverancia, una variable que ha sido constante desde que era zapatero hasta ahora, como intérprete de música urbana. “Me ha tocado vivir muchas cosas en la vida y ganármela por mí mismo, que uno madura a temprana edad”, dice el joven desde un hotel de Guayaquil, ciudad que visita por primera vez para experimentar su primera gira de medios.

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Afirma que entre Daniel y Dekko no hay diferencia alguna, que es el mismo en el escenario o en la casa de sus abuelos, en Barrio Abajo (o Down Town como lo llama), en Barranquilla (Colombia). “No soy de los que separan el artista de la persona. No es un personaje; eso no es genuino”, afirma.

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Sus cabellos tinturados en rubio contrastan con su buzo verde fosforescente, pero se complementan con sus diversos tatuajes, visibles en rostro y brazos. Una apariencia que se conjuga con su personalidad y su manera centrada para responder algunas preguntas, con sorpresas incrustadas en ellas. Entre sus influencias musicales están Juanes y Julieta Venegas. Sus pasos en la música los empezó con guitarra al hombro y vallenatos. Hizo un semestre de Administración de Empresas y cuatro semestres de Ingeniería Civil. Una conversación con su abuelita lo hizo decidirse por lo que lo movía por dentro: la música.

Dekko en una entrevista con diario El Universo. Foto: Ronald Cedeño.  Foto: El Universo
¿Quién era Dekko antes de ser Dekko?

Pues, me tocó ganarme la vida de muchas formas, y una de ellas fue ser zapatero, una época en la que aprendí a ganarme el dinero de la manera más difícil posible, de los trabajos más difíciles, pero sí era muy agotador. Tocaba tener habilidad y todo eso; era tener un horario muy fuerte. Creo que esa época me enseñó mucho a tener disciplina, disciplina que aplica hoy en día a mi carrera.

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¿Con lo que ganaba costeaba sus carreras de Administración de Empresas e Ingeniería Civil?

No, en ese tiempo ya no estaba estudiando; estaba creando mi empresa (de zapatos). Cosía en una máquina, y los clientes de mi papá eran zapateros, y ellos llevaban el material y yo les preguntaba cómo se hacía cada cosa, hasta que aprendí a hacer sandalias y plataformas de mujer. Vendía por pedidos.

Al inicio, como era muy inexperto, me pasaba que no le quedaban los zapatos a nadie (risas). Pero hay clientas que todavía conservan las sandalias.

En algún momento podría retomarlo para lanzar una colección.

Sí, sí...

¿Qué otros trabajos hizo en ese tiempo?

También fui mesero; trabajé en un almacén de ropa. Tuve muchos trabajos, lo que me saliera.

Dekko en una entrevista con diario El Universo. Foto: Ronald Cedeño.  Foto: El Universo
¿Y cómo así se decide por la música?

Antes de salirme de la universidad, en la reunión de 50 años de graduación de mi abuelita, ella vino muy triste contándome que todas las amigas habían hecho de todo en su vida y que ella siempre estuvo en la casa criando a sus hijos, y sentía que había desperdiciado su vida. Entonces yo me dije que iba a hacer lo que me gusta, así me vaya mal, porque no quería llegar a viejo y decir que he desperdiciado mi vida.

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A mi abuelita le dio mucha rabia que haya dejado la zapatería, porque estaba muy juicioso, hacía mucho dinero, tenía empleados... Dejé todo tirado porque dije que ya era momento. Sentí que eso no era lo mío, y ya me había preparado como cinco años escribiendo canciones, y decidí que iba para la música de cabeza.

Fueron momentos duros en los que mi abuelita me despertaba temprano, a las siete de la mañana; me imprimía hojas de vida para que fuera a buscar trabajo. Y yo me iba a donde el productor, y me decían que no estaba; y me sentaba solo en la esquina todo el día, esperando que me diera la oportunidad para grabar.

Fue muy perseverante.

Sí, sí, apenas me dieron la oportunidad, no la desaproveché, y me pasaba todo el día haciendo las canciones.

¿En ese momento sentía que la música era lo suyo?

Sí, porque pensaba que, si Dios me dio un don, debería usarlo. Y fue lo que me metí en la cabeza y me planifiqué para eso.

Sus primeros pasos fueron en los vallenatos...

Sí, allí se me quitó la pena. Es que yo no quería ser cantante, porque me daba mucha pena (vergüenza) cantarle a la gente. Y gracias al vallenato pude desarrollar esa parte, ponerle amor al cantar en un recinto a la gente, transmitir e interpretar. Amé el vallenato, porque recuerdo que tenía una novia a la que le gustaba el vallenato y me hacía aprenderme las canciones.

¿Y cómo es esa transición a la música urbana?

Fue algo difícil, porque me llevaban a las fiestas, y llevaba mi guitarra al hombro todo el tiempo; y hubo un momento en el que me preguntaban si tenía canciones mías, y me decían: “Cántalas”. Entonces tuve que decir que yo no canto vallenato, y la gente me empezó a escuchar (cantar sus canciones urbanas) y como que no les gustaba.

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Proviene de Barrio Abajo, en Barranquilla. ¿Qué recuerdos tiene de ese lugar?

Yo siempre voy a visitar a mis abuelitos, que aún viven allá. Y, bueno, la gente del barrio es muy querida. Hace un poquito que fui, que venía de los Premios Heat, me esperó un montón de seguidores en mi edificio, y fue muy bonito verlos allí. Mi abuelo me dice que ya se quiere ir porque no lo dejan en paz (risas)... Le van a dejar cosas, le preguntan cuándo voy... y así.

¿Y cómo asume este momento al que llamaremos ‘fama’?

Yo le diría reconocimiento, porque es algo muy lindo y hay que tomarlo con mucha seriedad, porque a mucha gente se le sube a la cabeza la fama, y siento que hay que estar preparados para el éxito, poque si no está preparado va para abajo.

¿Se siente bien en estos momentos con lo que está viviendo?

Claro, en realidad me alimento, porque de la energía tan bonita que me da la gente, ese compartir, es saber que estás haciendo las cosas bien.

Cuando visita su barrio, ¿deja de ser Dekko para ser Daniel?

En realidad, siempre soy la misma persona; no soy de los que separan el artista de la persona. No es un personaje; eso no es genuino. Creo que a la gente le gusta que uno sea transparente, tal cual uno es con los amigos.

¿Qué es lo que más le gusta de la música?

La música crea sentimientos muy bonitos; la música salva vidas. Por ejemplo, tengo una canción que se llama Imperfecta, que habla de las inseguridades que puede tener una mujer. Es lindo que te digan que tu canción hizo subirle la autoestima a alguien; eso es más valioso que cualquier aplauso.

Usted conoció a Andreína Bravo en los Premios Heat. Sus detractores critican su estilo musical. ¿Cómo se lidia con las críticas?

Uno no debe dejar que esas cosas lo afecten, aunque es inevitable muchas veces. Creo que hay que saber cómo mantener tu vida privada y poner límites sobre todo. No sé cómo ella lo maneje ni los problemas que haya tenido, pero creo que hay que poner límites.

¿Haría un dueto con alguien de aquí?

Sí, con ella: le debo una canción.

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¿Con qué más sueña Dekko?

Con algún día lograr construir mi casa como la quiero construir; con ganarme un Grammy. Muchas cosas.

Sus proyectos

Micro TDH, Dekko y Rusherking. Foto: Cortesía
¿Cómo describe su tema ‘12x3’?

Es una amplificación de todo el concepto que tiene la canción, que significa sanar por dentro para poder amar a alguien bien sin causar problemas, sin ser tóxicos... Aquí mis compañeros Micro TDH y Rusherking me ayudaron a llevar el concepto un poquito más allá.

¿Había sido dedicada a alguien?

(Segundo de silencio). La original había sido dedicada; pero sí, las canciones se las dedica.

La versión original fue lanzada hace unos ocho meses, pero se expande justamente con este remix. Ya suma casi 4 millones de visualizaciones.

Es la magia de la música y de los medios ahora mismo; con muchas canciones pasa eso. La música te da sorpresas, como la vida.

Y hablando de sorpresas, ¿qué prepara Dekko en lo que queda de este año?

Pues, mi álbum Coletera. Es un álbum muy bonito y conceptual donde afloran ritmos de afrohouse, donde hablo mucho de mi vida y mis experiencias. Hay una canción que se llama El zapatero, que es el primer track del álbum.

¿Por qué ‘Coletera’?

Es alguien que hace las cosas sin pensarlo dos veces, que se arriesga...

¿Siente que está arriesgándose con este disco?

Sí, porque siento que son muchos géneros distintos dentro del álbum. Escribí un vallenato, que tuve la oportunidad de grabarlo con Pipe Peláez (Felipe Peláez). (E)