Nacida a mediados de la década de los ochenta, el Cuarteto de Nos se consolidó en los noventa como una de las bandas más significativas del rock uruguayo, siempre luciendo irreverentes, con humor negro, música de varios estilos, desafiantes y con una actitud punk llevada al humor y a la creación de personajes extraños de ficción.

La agrupación, integrada por Roberto Musso, Gustavo Antuña, Santiago Marrero, Santiago Tavela y Álvaro Pintos, cuenta con más de una docena de trabajos discográficos, reconocidos con discos de Oro, Platino y Triple Platino.

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Su disco Jueves (2019) fue denominado como un monstruo de cuatro cabezas, ya que fue producido por cuatro diferentes productores: Eduardo Cabra, Héctor Castillo, Juan Campodónico y Camilo Lara, reflejando la electricidad estilística de la banda.

Esta semana llegan a Guayaquil con un nuevo espectáculo y promocionando su trabajo más reciente, Lámina once, del cual se desprende el sencillo Rorschach. Su concierto será el miércoles 3 de agosto en el Centro de Convenciones y las entradas están a la venta por meet2go.

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¿Cuál es el concepto detrás de Lámina once?

Fue un trabajo concebido en plena pandemia. Es un disco en donde a través de la parte lírica intentamos sacar a relucir personajes y circunstancias que ya habían sido contadas en otras canciones del cuarteto, pero que sentimos que la pandemia las acrecentó, las puso bajo la lupa, y hubo un montón de cuestiones que nos explotaron en la cara sin anticiparlas: temas como una mayor polarización, la radicalización de discurso, la partidización extremada de todo, la búsqueda de culpables, la eterna búsqueda del chivo expiatorio. Muchos temas que, sin charlarlos explícitamente en las canciones, sí tocan tangencialmente a estos personajes y que reflejan esa atmósfera. Todos estos temas constituyen un núcleo en el cual transitan esos personajes del disco.

¿Qué canciones destacarías del álbum?

Es un disco muy parejo. Me parece que Rorschach, el tema que estamos sacando ahorita como corte de difusión, simboliza y emplea el concepto del disco. Fue interesante buscar un paralelismo con el test psicológico de Hermann Rorschach, en donde, según lo que viera el paciente se lo encasillaba en determinado diagnóstico. Aún persiste esa necesidad de seguir encasillándonos y rotulándonos con muy pocos datos; y, entonces, el personaje de esa canción no ve lo que otros quieren que vea ni dice lo que otros quieren que diga, porque solamente ve manchas, y tiene todo el derecho del mundo a ver solo manchas sin que lo clasifiquen, y no es ningún pecado.

¿Cómo es un show de Cuarteto de Nos?

Es un show muy intenso, con muchísima energía, con canciones que van obviamente desde temas de rock con hiphop, mezcla con otros géneros, mucha escenificación teatral de las canciones. Hay una enorme mayoría de gente joven que va a los shows: diría que el 90 % de los asistentes es un público por debajo de los 25, adolescentes que se identifican muchísimo con este tipo de letras; agradecen que salgan de lo común y de lo monotemático que está el ambiente lírico en el mainstream de la música. Toda esa gente joven que ve que se pueden tratar temas filosóficos, psicológicos o identificatorios con la personalidad de cada uno dentro de un formato de canción rock-pop que hace que el show sea muy vívido.

¿Cómo reciben a ese público nuevo?

El llegar siempre a un público joven sin perder también al público más adepto ha sido una constante, algo que también te hace salir de ese círculo vicioso de no ir envejeciendo junto con los fans y no transformarse en una suerte de parodia de uno mismo con los años anteriores. Creo que existe esa búsqueda constante que hemos tenido de refrescar la parte musical, incorporando fusiones de otros géneros con el rock y las letras que creo que empatizan mucho con la juventud. Desde los últimos cinco años se ha notado mucho más la convocatoria de mucha gente joven que lo vive con una intensidad muy alta.

¿Cómo vivieron el regreso a los escenarios tras la pandemia?

Fue una sorpresa mayor a la que esperábamos. Creo que, si algo puede definir ese momento de pandemia, es un gran signo de interrogación sobre lo que iba a pasar: la incertidumbre definió la pandemia, y el arte y la música no escaparon de eso. Y, por eso, nos llevamos la grata impresión de que, cuando comenzamos a hacer los shows desde fines del año pasado, todos fueron shows sold out y desde semanas antes a nuestra presentación. Si bien el cuarteto siempre ha ido en ascenso en cuanto a convocatoria y venta de tickets en general, esta vez fue el escalón más alto. Incluso tuvimos que agregar shows o hacerlos en lugares más grandes de los que teníamos proyectados.

¿Qué los mantiene juntos en este camino musical tras varias décadas?

Hay muchos factores. Juega mucho a favor que nos conocemos desde muy chiquitos, muy pibes, como decimos acá. Nuestras familias se conocían también. Hay una relación muy estrecha, y es casi imposible separar lo personal de lo profesional. También cada uno ha sabido asumir su rol dentro de la banda, que es un tema que se trabaja con el correr de los años, el saber en qué es más fuerte uno y en qué es más débil el otro para complementarse y no estorbarse. Ha sido un trabajo en equipo muy interesante. Y a nivel artístico, tener siempre propuestas nuevas por delante y encarar cada proyecto con un dinamismo distinto. Llegar a nuevos países, como ahora, que fuimos a Costa Rica y Panamá por primera vez... Todo eso te da una adrenalina y un refresque totalmente necesario.