Cercado por la pandemia de una manera trágica, fatal y terrible, el colombiano Mario Mendoza tomó papel y pluma para refugiarse en la escritura y desarrollar una hipótesis basada en una pregunta sencilla: ¿qué significa la lectura para él?

A partir de esta pregunta comenzó a tomar notas con la misión de ser plasmadas en una obra, empezó a recordar varios libros que lo han dejado más enamorado de la lectura como Siete noches, de Jorge Luis Borges o La verdad de las mentiras, de Mario Vargas Llosa. A pesar de ser grandes referencias para él, tenía claro que su nuevo libro debía estar lejos del intelectualismo y ser un viaje placentero, ameno y fresco hacia el exquisito mundo de la lectura.

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Yo dije ‘yo no quiero el tono ensayístico, yo no quiero el tono académico, no quiero el tono acartonado, no quiero teorizar sobre los autores o sobre los libros. Yo quiero algo vital, quiero algo que venga de la vida misma, de mi propio transcurrir como lector o de otros lectores que yo he tenido cerca y que me sorprendieron de alguna manera con sus vidas y con sus decisiones como lectores”, cuenta el colombiano en un Zoom con este Diario, desde Quito.

“Hay una pose de lo que significa ser inteligente, y esa es la que yo no quería en absoluto, porque esa pose es lo que ha alejado a buena parte de los lectores. Eso es para la gente muy complicada, muy enredada”, indica el hombre que tiene la certeza de que la lectura trasciende los estratos, los trabajos, los oficios.”El objetivo del libro era llamar a todos a la biblioteca”.

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Es así como empezó a conectarse con historias de su infancia, adolescencia y adultez que se fueron tejiendo con un tono narrativo y literario (cuentos, tramas, personajes y arcos dramáticos); dando a luz una de sus obras más sinceras y genuinas Leer es resistir.

'Leer es resistir', de Mario Mendoza.

Lo genuino lo lleva hasta en su modo de conversar, creerlo que el tono del libro fue lo que más le costó, más parece una modestia. Mendoza se expresa con sencillez de su obra y de la literatura en general, sonríe a veces, pero todo el tiempo demuestra el respeto y cercanía que tiene con la lectura: su auténtica ‘parcera’.

Describe a su libro como político, ya que “busca una liberación y un movimiento de resistencia civil a través de la lectura”.

¿Alrededor de cuántos libros ha leído Mario Mendoza?

No tengo idea, yo he regalado mi biblioteca tres veces. La he regalado a cárceles, a prisiones, y a una fundación social de jóvenes de un barrio muy marginal.

¿No es difícil regalar sus libros?

Hay unos que no soy capaz, hay unos que guardo con cariño. Pero en términos generales son muy poquitos, y toda la otra biblioteca las he regalado sin problemas

¿Cree que existe la literatura basura?

Yo estoy lejos de legislar la lectura. Yo creo que eso no es un ejercicio de la democracia, yo creo que cada quien elige en algún momento en particular de su vida qué necesita. Yo hago cómics y novela gráfica que es visto por muchos como subliteratura, como algo mucho menor, como algo que no tiene mucho interés, y yo también he escrito novela juvenil que es visto desde arriba con cierta suficiencia, por los escritores que están haciendo carrera hacia el nobel. Yo creo que cada quien debe buscar y leer lo que le plazca.

Los libros llegaron a la vida del colombiano cuando solo era un niño de 10 años y se debatía entre la vida y la muerte, lo cuenta en su propio libro. Su cuarto de hospital estuvo muy cercano a parecerse a una biblioteca e irónicamente fue su refugio.

“Nací como lector en la mitad de la enfermedad, en una sala de cuidados intensivos y ahora que estaba al borde de la muerte porque no sabía si iba a sobrevivir (de la pandemia). Por eso me pareció importante escribir ese libro para cerrar un ciclo, hay un contacto con la muerte, tanto en los inicios como en Leer es resistir”

¿Debemos desconectarnos de todo para entrar en contacto real con los libros?

Es un estado de fuga, es parar, es frenar ese frenesí contemporáneo, y sobre todo alejarnos de las pantallas. Para mí la lectura es alejarme por completo irme a una interdimensión, frenar por completo esa hiperproductividad de la red, por eso es tan necesario, tan saludable mentalmente y físicamente. (I)