A más de seis meses de su fallecimiento abrupto, una corte británica acaba de decidir el futuro de la fortuna del fallecido cantante inglés Liam Payne. El exintegrante de One Direction perdió la vida en octubre del año pasado, luego de caer del tercer piso de un hotel en Buenos Aires, Argentina.
El artista, que tenía 31 años, no había escrito su testamento, por lo que no estaba claro el destino de su dinero y propiedades valorados en más de 32 millones de dólares, según reportes oficiales.
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De acuerdo con la ley británica, cuando una persona fallece sin haber hecho su testamento, su riqueza pasa a manos de sus hijos, siempre y cuando no le sobreviva un cónyuge o pareja de hecho. Aunque nunca se casó, con su exnovia Cheryl tuvo un hijo llamado Bear, que actualmente tiene 8 años.
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En esa línea, su heredero directo es su hijo Bear. Por lo pronto, Cheryl, quien fuera novia de Payne por dos años y el jurista Richard Bray han sido designados los administradores de su fortuna, aunque con limitada autoridad y sin capacidad de distribuirla.
Los documentos sucesorios muestran que el valor bruto total de su patrimonio era de casi 38 millones de dólares, pero se redujo a 32 millones al deducir las deudas y los gastos. Cheryl y Bray han recibido una concesión limitada de representación, descrita como “para otorgar al administrador la facultad de preservar el patrimonio del difunto hasta que se otorgue una concesión general”. (I)