La reina Sofía de España nació bajo el título de princesa Sofía de Grecia y Dinamarca, y la familia real de Noruega desciende por línea masculina legítima de Federico VIII de Dinamarca, bisabuelo de la reina Margarita II, quien este año abdicó al trono de Dinamarca a favor de su hijo Federico.

La monarquía danesa existe desde hace más de 1.000 años y se encuentra entre las casas reales más antiguas del mundo. Sus vínculos se extienden también a varias casas reales europeas, como las de Grecia (ya abolida), Noruega y España.

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La relación se origina en la Casa de Oldenburg, dinastía alemana con vínculos con Dinamarca entre los siglos XV y XXI. Ha tenido ramas que gobernaron o han gobernado en Dinamarca, Islandia, Grecia, Noruega, Rusia, Suecia y Reino Unido,

La actual reina de Dinamarca, el rey Harald V de Noruega y Carlos III de Inglaterra son todos descendientes de línea paterna de la rama Glücksburg (con origen en esa ciudad del norte de Alemania) de esta casa.

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La dinastía Oldenburg alcanzó su cúspide cuando el conde Cristián I de Oldenburg fue elegido rey de Dinamarca en 1448, de Noruega en 1450 y de Suecia en 1457.

Aún hoy sigue siendo la dinastía dominante en Dinamarca y Noruega, y fue la casa de los reyes de Grecia (rey Constantino II, hermano de la reina Sofía de España y la reina Anne-Marie) hasta la abolición de la monarquía en ese país en 1973.

En julio de 1947, antes de su compromiso con la fallecida reina Isabel II, Felipe de Edimburgo renunció a sus títulos reales griegos y daneses y se naturalizó como británico, adoptando el apellido de sus abuelos maternos, Mountbatten.