En el mundo del deporte, especialmente en el fútbol, y en Latinoamérica, abundan los apodos entre los jugadores. Es una forma de recordarlos, de asociarlos con sus hazañas, de resumir sus historias de vida, e incluso para volverse memorables. Se dice que un buen deportista siempre tiene un apodo, que es muy raro encontrar a un atleta destacado sin un mote particular.