Durante años, Anais Castro fue la voz detrás de los premios, la que entrevistaba a los ídolos, la que conocía los escenarios sin pisarlos como protagonista. En Viña del Mar, en los premios Heat, en los Latin Grammy, supo mirar la música desde la orilla. Pero el 8 de marzo, su cumpleaños, dejó de contar las historias de otros para lanzar la propia con El sitio, su primer disco como cantautora.

“Siempre supe que quería hacer música, fue lo primero que soñé”, dice. “Pero tenía miedo. Miedo de no estar lista, miedo de no estar a la altura. Y cuando estás rodeada de artistas tan grandes, ese miedo crece. Me decía: ¿quién soy yo para estar junto a ellos diciendo que también soy artista?”, expresó.

Publicidad

Ese fantasma, al que ella se refiere como el síndrome del impostor, no desapareció, pero aprendió a silenciarlo con trabajo. Estudió piano, canto, composición. Se preparó durante seis años con una misma convicción: hacerle frente al miedo con disciplina: “Fue igual que con los escenarios. Al principio me aterraban. Pero los enfrenté con estudio, con preparación, así que ya sabía qué hacer para combatirlo e hice con el disco lo mismo”.

Publicidad

El sitio es el resultado de ese proceso, pero también de su tránsito vital. Migró a Argentina, se convirtió en voz de la radio con Olvídate de todo en Urbana Play, y al mismo tiempo comenzó a grabar canciones: “Todo se dio de forma muy orgánica”, cuenta. “Dejé HTV y TNT para dedicarme a la música, y justo en ese momento me ofrecieron el programa de radio. No tuve que dejar una cosa por la otra. La radio me apoyó, empezaron a sonar mis canciones, me dieron espacio para cantar. Por primera vez sentí que tenía una comunidad real acompañando este sueño” afirmó.

En Buenos Aires presentó el disco a la prensa el 13 de marzo. El álbum contiene diez canciones que recorren los géneros con los que creció: salsa, bolero, pop, regional mexicano, bachata, vallenato: “La música latinoamericana es la mejor del planeta. Yo tuve la suerte de ver en vivo a Juan Luis Guerra, Gilberto Santa Rosa, Mirella Cesa, Dayanara… y todo eso se me quedó en el cuerpo. Por eso este disco es tan diverso. Quería fluir con lo que me atraviesa”.

Sobre colaboraciones en el disco...

No hay colaboraciones. No porque no pudiera tenerlas, sino porque decidió que antes debía presentarse con lo propio: “Le tengo tanto respeto a la música que sentía que no podía ir a pedirle a alguien que cante conmigo si ni siquiera tengo algo que mostrarle. Este disco es mi carta de presentación. Después, sí, quiero componer con artistas de la región, aprender de ellos, vivir esas experiencias de colaboración genuina. Pero primero necesitaba decir: esto soy yo”.

Publicidad

Al hablar de las canciones favoritas, no duda. “Siempre que entrevistaba a artistas y les preguntaba cuál era su favorita, decían: ‘Todas’. Mentira. Siempre hay una”, dijo carcajeando.

“De hecho, yo tengo tres: Choroni, que fue la primera que escribí y se la dediqué a mi abuelo; 300 horas, una salsa que grabé bailando con mi hermano por Buenos Aires; y Velero, una balada que compuse extrañando a mi familia, a mi pareja. Habla del sacrificio que a veces hay que hacer por perseguir una meta. Es la canción donde más me reconozco como cantautora” reflexionó.

Publicidad

La que más ha tocado al público, sin embargo, ha sido Pasaporte, una canción que escribió pensando en Argentina, pero que ha llegado a los migrantes de toda la región. “Hay venezolanos por todo el mundo. Muchos nos sentimos abrazados por otros países. Yo quise agradecerle a Argentina, pero me escriben argentinos que viven en España y me dicen que la canción les hace llorar. Porque habla de eso: de tener dos sellos en el pasaporte, de ser un poco de aquí y un poco de allá, de seguir siendo de donde vienes pero amar lo nuevo que te recibe”.

Anais, a quien de cariño la apodan Choroni, está cerrando fechas para su gira. A finales de agosto dará su primer show grande en Buenos Aires y espera confirmar pronto una presentación en Latinoamérica. Hay una ciudad que tiene en mente con cariño particular: “Guayaquil. Allí me sentí querida como nunca. Me encantaría volver, ahora para cantar mis canciones”.

Hoy, a sus 32 años, Anais no habla de cifras ni rankings. Habla de estar donde quiso estar. “El éxito no es tener millones de reproducciones. El éxito, para mí, es poder presentarme como artista y como comunicadora. Y que haya amor y espacio para ambas cosas” finalizó. (E)

Publicidad