Brigitte Bardot, actriz y cantante que se convirtió en un símbolo de la cultura francesa, falleció este domingo a los 91 años en su residencia de La Madrague, en Saint-Tropez.
Su deceso ha suscitado un intenso debate sobre la paradoja de su legado: ícono de la emancipación sexual y, al mismo tiempo, figura controvertida por sus posturas políticas y sociales.
La actriz, que se retiró del cine en 1973 tras éxitos como Y Dios creó a la mujer (1956), La verdad (1960) y El desprecio (1963), pasó sus últimos años dedicada al activismo en favor de la protección de los animales. Sus fotos denunciando la caza de focas en Canadá en los años 70 siguen siendo célebres, y hasta sus últimos meses hizo campaña contra la caza de montería en Francia.
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Sin embargo, su figura pública también estuvo marcada por la polémica. Entre 1997 y 2008, Bardot fue multada en seis ocasiones por incitación al odio, especialmente por comentarios dirigidos a la comunidad musulmana francesa. En uno de los casos, un tribunal de París la sancionó con 15.000 euros por afirmar que los musulmanes eran la “población que nos está destruyendo, destruyendo nuestro país al imponer sus actos”.
Su acercamiento a la extrema derecha también generó críticas. Bardot se casó en 1992 con Bernard d’Ormale, exasesor del partido Frente Nacional, y apoyó públicamente a sus líderes Jean-Marie Le Pen y Marine Le Pen, a quienes llegó a llamar “la Juana de Arco del siglo XXI”.
Además, sus comentarios despectivos sobre la comunidad LGBTQ+ y sus críticas a las acusaciones del movimiento #MeToo en 2014 provocaron controversias a lo largo de los años. Ella declaró entonces que ciertas de las acusaciones contra hombres eran “hipócritas”, con el argumento de que muchas artistas “calientan a los productores para conseguir un papel”.
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A pesar de su fama internacional como símbolo sexual, la artista no dejó de generar polémica incluso décadas después de su retirada del cine. Su último libro, Mon BBcedaire (Mi alfabeto BB), publicado semanas antes de su muerte, contenía críticas a la Francia contemporánea y comentarios despectivos sobre homosexuales y personas transgénero.
Bardot deja un legado dividido: musa de la liberación sexual y estrella de la música y el cine, pero también figura controvertida por sus posturas políticas y raciales, que marcaron buena parte de su vida pública y continúan generando debate sobre su lugar en la historia cultural francesa. (E)




























