Tal y como se filtró, MasterChef Ecuador grabó tres finales diferentes con la finalidad de evitar spoilers a los espectadores del programa. En una conversación con Diario EL UNIVERSO, Henry Alvarado, de 29 años, revela cómo se enteró de que ganó el programa de cocina, su experiencia durante el rodaje del reality y los proyectos que tiene en mente luego de haberse llevado los $ 20.000.

Henry Alvarado tiene 29 años y vive en Guayaquil. Foto: Francisco Verni Foto: El Universo

¿Cómo se siente, le emociona ver el reconocimiento del público?

Es una emoción muy grande el reconocimiento que estoy teniendo tanto del público de la calle como el que te manda un mensaje por las redes sociales. Estos días ya lo he tratado de asimilar porque no es fácil de la noche a la mañana. Como dice MasterChef cambia vidas y a mí me la cambió, entonces es muy difícil llevar esta responsabilidad.

¿Dice que cambia vidas, pero en qué sentido?

En esta semana creo que ha cambiado mucho en el apoyo recibido. Al principio, claro, hay gente que te va apoyando y de acuerdo a tu nivel de cocina eso va incrementando, pero después ya es abismal, cantidades enormes y no miento, me entraron en Instagram 9.000 mensajes. Antes llegaba a los 10.000 seguidores ahora con la semifinal y final estoy aproximadamente en los 29.000 y va subiendo. Entonces esas personas que entraron con ese apoyo son muchas y lo agradezco.

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¿Qué mensajes ha recibido?

Hay mensajes que son textos largos, a otros no les importaría, pero a mí sí me importa verlos, los leo. Desde Francia un señor que es ecuatoriano y que lleva años viviendo allá me escribió que tuvo que madrugar para ver la final y se tomó una foto cuando yo alzo el título.

¿Conocemos al Henry que se muestra en televisión, pero quién es Henry realmente?

Antes de MasterChef Ecuador era una persona común y corriente, una persona que le dedica mucho tiempo a la familia, al trabajo. Venimos de una familia que le gusta mucho la agricultura desde mis tatarabuelos, no es desde ahora. Tenemos una pequeña hacienda que es heredada por mi abuelo en Salitre, entonces siempre hubo ese trabajo y nos dedicamos 100 % a la producción de arroz.

¿Qué planea hacer con su trabajo de agricultor?

No lo voy a dejar, creo que también hay que darle tiempo a eso. Sí vamos a tomarnos unas vacaciones, pero para meternos más en el tema gastronómico.

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¿Cómo es que la cocina llamó al Henry de producción de arroz y lo llevó a MasterChef Ecuador?

Cocino cuando estoy solo. En la casa de mi abuela Jovita Carmen no puedo cocinar porque es ella la que manda en la cocina. De ella aprendí, todas mis raíces vienen de la familia. Me acuerdo que tenía 5 o 6 años y me ponían a pelar los ingredientes, sobre todo en Semana Santa. Cocino tres veces a la semana, fui aficionado en el programa, creo que de todos los que estaban ahí fui el que no tenía conocimiento en nada, ni cursos ni nada.

¿Qué cree que hizo correcto para poder entrar a participar en esta temporada luego de fallar las veces anteriores?

Yo quería entrar en la primera temporada, pero no pude porque el último día mandé el video y no pude llenar el formulario, me faltó algo en el proceso y no se pudo completar, yo dije “por algo ha de ser, está bien”. Se abrió el casting para la segunda temporada y fui el primero en grabar el video, tanto me recuerdo que preparé unos canelones de res y lo hice improvisado. Me llamaron, se hizo todo el proceso y luego el macrocasting, donde tenía que llevar el plato elaborado y emplatarlo allá, fue un arroz marinero con unas canastas de pulpo, pero en el momento que yo estaba arreglando el plato para darle a las canastas un toque ácido, yo le pongo limón y en una de esas se me va de más. Irene González la prueba, me hace una mueca y señala la acidez. Ese día le entregaron la cuchara a Shirley.

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Esa vez la sufrí, la vi pasar, llegué a la casa decaído, no me levanté en dos días pensando, pero dije bueno “vamos, a la tercera”. Voy a la tercera, hago mi casting y la producción de Colombia, quienes son los encargados, me dicen “otra vez usted por acá”, yo ya era conocido por ellos. Hago el macrocasting, nos dieron 20 minutos y tengo un error técnico; me tocó hongos, hice una crema de leche, pero se cortó. Tenía vergüenza de presentar el plato, Jorge Rausch ve que estaba cortado y le cuento un poco de mí entonces, me dice “¿si usted es arrocero por qué no cocinó un arroz?”. Ese día le prometí regresar y presentarle un arroz. Eso fue el año pasado para la tercera temporada.

No iba a aplicar a la cuarta temporada porque estaba enojado por no poder clasificar, pero se abren las inscripciones y mis amigos me dicen “¿no vas a participar ahora?”. Ellos y mi familia me animaron porque estaba indeciso. Otra vez hice el videocasting, otra vez me llamaron los colombianos y me dicen “ya sabemos de ti, sabemos lo que haces, sabemos que cocinas bien, no te vamos a hacer pruebas de nada, vas a ir directamente a la Mitad del Mundo”.

Un transporte nos llevó de aquí hasta Quito y no sabía qué cocinar. Cocinar arroz en Quito es complicadísimo, se demora el doble que en Guayaquil. Me acordé de lo que me dijo Rausch, así que me decidí a presentarlo, tanto recuerdo que Sonnia Vásquez sacó un arroz y le pregunté cómo lo cocinó y me dice “olla a presión, no mucha cantidad”. Eran 20 minutos y el viento era brutal, así que me las jugué mucho y fue fantástico, clasifiqué y se me salieron un par de lágrimas porque realmente era lo que yo quería.

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¿Cómo logran bajo presión desarrollar buenos platos siendo cocineros aficionados?

A mi experiencia, yo tenía un cuaderno donde tenía todas las recetas de comida típica ecuatoriana, eso es lo que siempre quise yo resaltar. Me fui a Bogotá con mi cuaderno y por eso es que mis platos desde el primer momento hasta el último tuvieron que ver con la identidad ecuatoriana. Lo que yo hice fue adaptar esas recetas al tiempo y a los ingredientes. Al principio tienes esas trabas de emplatados muy grandes, muy toscos, pero después te empiezas a dar cuenta de que no te puedes quedar atrás a diferencia del resto. Tienes que seguir estudiando técnicas porque eso es lo que te va a permitir seguir con vida en la competencia.

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¿De qué forma estudian los participantes de MasterChef Ecuador?

Nosotros vivimos allá en la casa que compartíamos. La que mandaba ahí era la señora Vicky al principio porque era la mamá de los pollitos. Yo compartía cuarto con Raúl, Alexander, Johjan y Fernando; a lo que llegábamos a las 9 o 10 de la noche, nos poníamos a cocinar entre los grupos. Por ejemplo, si alguien quería salmón o algún ingrediente para practicar términos y cocciones lo pedíamos un día antes y así practicábamos entre todos los de barrio.

¿Cómo era la convivencia entre los fiu fiu y los de barrio?

La casa era muy grande, había dos cocinas. Digamos que los fiu fiu se quedaban abajo, hacían sus recetas y los de barrio pasábamos arriba. A los de barrio siempre nos comandaban Johannita, Sara, Sonnia, Edison y Nicolás porque ellos dormían en ese piso. Jamil dormía en el sofá, al principio él era una Patata, pero no sé qué pasó, creo que hubo un infiltrado por ahí y los separó. Él es una gran persona, es un amor, es un amigo más. Tenemos un grupo de WhatsApp que se llama MasterChef de Barrio, ahí charlamos todos los días.

Las peleas que había en cámara seguían en casa y peor, a veces no se podía dormir. Jamil era uno de los que le gustaba dormir temprano, una vez Sara, Sonnia y Cynthia estaban viendo MasterChef Ecuador de otras temporadas y se las escuchaba porque a la medianoche se morían de risa a carcajadas. Como el sofá de Jamil estaba al lado de su cuarto él se les enojó, se levantó y les cortó el internet, ahí se armó el relajo, jajaja.

Es la primera vez que se pronuncian dos bandos diferentes en el programa, ¿cómo era esta tensión?

No había química con los otros cocineros. Yo no tengo nada en contra de Victoria ni Alexandra, nunca hubo roce, nunca hubo pelea.

¿Cómo ha sido ver el programa como espectador y escuchar lo que decían en el tras cámaras?

Ha sido un cuchillo en realidad. Vi que Edison en un reto del pin del chef dijo “le voy a dar esto a Henry porque solo trabaja con verde y maní” y le escribí “¿mijín, por qué dijiste eso? Yo te consideraba un amigo hasta hoy”, jajaja, le dije por bromear.

¿La diabla era muy diabla?

Bueno creo que todos se dieron cuenta en el programa cómo era ella.

¿Cuál sería su cena de reconciliación para ofrecer las paces?

No sé, arroz con leche, jajaja.

¿Cuál es el plato favorito de Henry?

La guatita.

¿Qué platos son su talón de Aquiles?

Aparte de los postres, la comida de Medio Oriente. Hubo un reto donde no sabía nada, solo conocía el humus de garbanzo y la carne de cordero, pero no conocía el término, tampoco las especias. La comida mexicana también, no soy muy amante porque soy intolerante al picante, entonces ahí sufrí mucho.

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¿Cree que le faltó tener confianza en sí mismo durante la competencia?

Jorge Rausch me dijo: “Tiene que llegar un hombre a la final” y yo, certero porque estaba confiado en mí que iba a sacar un gran plato. Hubo un momento en que casi me voy de la competencia cuando preparé una soya con una salsa brava y un tartar de atún, yo no estaba seguro de mi plato y fue el mejor plato de la eliminación. De ahí en adelante ellos me dieron esa confianza.

¿En ese entonces creía que tenía lo necesario para ganar?

Yo sabía que la cocina mía en algún momento tenía que evolucionar con estudio y con técnica. Estudié demasiado para quedarme. Yo veía el nivel de competencia de todos y era brutal así sean aficionados.

¿Es cierto que MasterChef graba tres finales con tres posibles escenarios sobre la final?

Sí, eso sí es verdad. MasterChef para evitar spoliers como en las temporadas 1 y 2, graba tres finales. Cada uno en ese tiempo es el único momento donde puede disfrutar como ganador sin saber si lo eres o no. No es bajo libreto sino para evitar el spoiler.

Entonces, ¿cuándo se enteró que ganó?

El día martes de esta semana a las 20:45. Por mi parte no sabía que iba a ganar, creo que ni Alexandra ni Victoria sabían. Yo estaba conversando con Érika y ella me decía “no te preocupes ya mismo sabremos quién es el ganador”, ese día fue todo rápido porque la programación se estaba pasando de tiempo y en ese rato dicen mi nombre. Primero me levanté, me quedé estático y me recuerdo tanto que Sonnia me dice “¡Ganaste!”, yo no me lo creía. Esperé cuatro meses desde el último episodio para saber que yo era el ganador. Pasé estos meses sin poder decir que yo era finalista.

¿Qué opina sobre las personas que están en desacuerdo con su victoria?

Yo me quedo con lo que dijeron los jueces, el más mínimo detalle es el que decreta al ganador y lo dijo Rausch al final porque hubo platos que su entrada y plato fuerte fueron buenos, que la entrada y el postre fueron buenos menos el plato fuerte. Entonces son pequeños detalles que posiblemente a mí me pudo haber fallado si no sacaba una buena entrada yo no era el ganador. Creo que se rigieron mucho al lado gastronómico.

¿Se va a profesionalizar ya como chef?

Sí, es uno de mis objetivos, profesionalizar, estudiar, sacar el título para ya trabajar.

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Ya ganó MasterChef Ecuador, ¿cuál es el siguiente paso en la vida de Henry?

Estoy pensando en lanzar un recetario virtual con 24 recetas, una por cada provincia. Siempre tuve un sueño de ponerme un pequeño local de comida, creo que lo vamos a pulir para poder lograrlo.

¿Qué hará con el premio?

Vamos a tratar de estudiar mucho con el curso que me han dado, aprovechar el viaje gastronómico a un destino latinoamericano y con el dinero montarme un sitio, ojalá en Guayaquil, donde la gente conozca mi cocina. Parte también va para labor social, con un grupo de amigos todos los meses dejamos algo de nuestro sueldo para comida, formar canastas y vamos para la calle y vemos a gente que en realidad lo necesita y les damos eso.

¿Si alguien quiere conquistar el corazón de Henry, qué necesita?

Tiene que saber cocinar muy bien, mejor que mi abuelita y mejor que yo. (E)