Guillermo Barros, artista quiteño, ha logrado destacarse por su habilidad única para fusionar el arte del tatuaje con la pintura, creando un estilo propio que ha cautivado tanto a expertos como a admiradores del arte. Su recorrido en el mundo del arte comenzó desde muy joven y, con los años, se consolidó como uno de los artistas más innovadores del país. Su técnica “abstracto realista pop” ha logrado posicionarlo internacionalmente, y su capacidad para experimentar con diferentes formas y superficies lo ha llevado a ser reconocido no solo como tatuador, sino también como pintor.

Sus inicios en el arte

El amor de Guillermo por el arte comenzó a temprana edad, cuando aún era un niño. A los 8 años, tras ver a un amigo de su padre con un tatuaje, comenzó a soñar con la idea de poder hacer algo similar. “Recuerdo que en ese momento me dije: ‘yo sé dibujar, algún día lo voy a hacer de colores,’” relata el quiteño, recordando sus primeros años y cómo la fascinación por los tatuajes lo llevó a explorar este mundo.

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A medida que crecía, Guillermo comenzó a perfeccionar sus habilidades artísticas, sobre todo en el dibujo, lo que lo preparó para dar el siguiente paso en su carrera. Fue su hermano mayor quien lo motivó a dar el primer paso hacia el tatuaje. “Mi hermano me dijo: ‘Tú sabes dibujar, tú también puedes hacerlo.’ Me impulsó a seguir mis sueños y a involucrarme más en el mundo del tatuaje,” comparte Guillermo. De este modo comenzó a aprender el arte de tatuar, lo que sería el primer peldaño en su ascendente carrera artística.

Su proceso para aprender

El artista se formó en el ámbito del tatuaje como aprendiz en un estudio en Ecuador. Sin embargo, el proceso de aprendizaje no fue sencillo. “El tatuaje no es solo dibujar en un lienzo, es completamente diferente. La piel humana presenta texturas y formas que hacen que cada trabajo sea único y desafiante”, comenta Guillermo sobre las dificultades que encontró al comienzo de su carrera. Esta etapa fue crucial en su formación, ya que tuvo que aprender a adaptar sus diseños y habilidades a un medio completamente nuevo.

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Su dedicación lo llevó a conseguir reconocimiento en convenciones nacionales e internacionales, donde demostró su destreza como tatuador. “Recuerdo mi primera convención en Perú. Gané varios premios y fue ahí donde me di cuenta de que mi nivel de trabajo había alcanzado un nivel internacional. Estaba listo para seguir creciendo,” dice Barros, destacando uno de los momentos clave de su carrera. A partir de esa experiencia, el artista decidió expandir su horizonte, comenzando a explorar el arte de la pintura.

Su primera exposición: ‘Piel y color que hay detrás del tatuaje’

En 2018, Guillermo dio un paso significativo en su carrera al realizar su primera exposición de arte plástico, titulada Piel y color que hay detrás del tatuaje. Esta exposición no solo marcó un hito en su carrera, sino que también cambió la percepción del tatuaje como un arte efímero para ser visto solo en la piel, a un arte que tiene cabida en galerías y museos. “La gente nunca había visto el tatuaje de esa manera. Al principio no pensaban que el tatuaje pudiera ser considerado arte, pero esta exposición demostró lo contrario. Fue una gran satisfacción ver la acogida del público,” afirma Guillermo.

El éxito de esta exposición le permitió ganar reconocimiento dentro del mundo del arte plástico, ya que logró conectar con una audiencia más amplia. “En Perú llegué a ver que el nivel que tenía era superbueno, y eso marcó algo como de que ya estoy en el límite, pero necesito más, necesito seguir aprendiendo”, comenta el artista del tatuaje.

La evolución de su estilo: abstracto realista pop

A lo largo de los años, su estilo fue evolucionando hasta llegar a su técnica actual, el abstracto realista pop, una fusión entre el arte abstracto, el realismo y el estilo pop. “El abstracto realista pop es una técnica que involucra colores vibrantes, formas abstractas y elementos realistas. Es una interpretación personal de la realidad a través de mi visión artística,” explica Guillermo sobre su estilo. En este nuevo enfoque, el quiteño busca transmitir una energía única que fluye entre la pintura, el tatuaje y el espectador, uniendo diferentes mundos y formas artísticas.

Para él esta técnica no solo es un estilo visual, sino una forma de expresar ideas complejas y emocionales. “Lo que hago es observar mi entorno, interpretar lo que veo y transformarlo en una obra de arte. Mis pinturas y tatuajes no solo son decorativos, sino que cuentan una historia,” explica.

El impacto internacional: de Ecuador al mundo

El arte de Guillermo no solo ha dejado huella en Ecuador, sino que también ha alcanzado una dimensión internacional. Su participación en exposiciones y convenciones en otros países le ha permitido ganar reconocimiento fuera de las fronteras de Ecuador. “El hecho de que mis pinturas y tatuajes lleguen a otros países es algo que me llena de orgullo. Cada vez que veo a alguien con una de mis obras, ya sea en la piel o en un lienzo, siento que mi trabajo está trascendiendo,” comenta.

Aunque el artista es conocido por sus tatuajes, él considera que las pinturas tienen un mayor impacto, ya que permiten una conexión más profunda con el público. “El tatuaje es una forma de arte personal y efímera, mientras que la pintura tiene un mayor alcance. Las personas pueden llevar mis obras en casa, en sus paredes, y eso les da una conexión más duradera,” explica.

La relación entre el tatuaje y la pintura

El también pintor reflexiona sobre la relación entre su trabajo en tatuajes y pinturas. Para él, ambos mundos están profundamente conectados, pero son dos formas diferentes de expresión artística. “El tatuaje es una forma de arte personal, en la que cada diseño está hecho para una persona específica, mientras que la pintura es más abstracta y se dirige a una audiencia más amplia. Sin embargo, ambos comparten una misma estética y filosofía: la de contar historias a través de los colores y las formas,” comenta el artista.

Aunque Guillermo se ha alejado del tatuaje como su único medio de expresión, sigue considerando que el tatuaje y la pintura se complementan perfectamente. “El tatuaje me ha enseñado a ser más preciso, más detallado, y a entender la anatomía del cuerpo humano. En la pintura, esa precisión se convierte en un lenguaje visual que permite una mayor libertad artística,” afirma.

El futuro del arte de Guillermo Barros

Con una carrera que ya ha cruzado fronteras, Guillermo sigue soñando con llevar su arte a nuevas alturas. Actualmente, se encuentra trabajando en nuevos proyectos que incluyen la creación de murales y más exposiciones internacionales. “Mi objetivo es seguir aprendiendo y evolucionando. El arte nunca deja de sorprenderme, y cada día encuentro nuevas formas de expresarme,” concluye el artista. (E)