El dúo Milli Vanilli, formado por Rob Pilatus y Fab Morva, estuvo en activo desde el año 1988 hasta 1990. Sus días de gloria acabaron cuando en un concierto en Bristol, a finales de 1989, la música se estropeó y el estribillo comenzó a repetirse en bucle. En ese momento, los dos artistas no supieron cómo gestionar la situación y abandonaron el escenario precipitadamente.

A pesar de que el público, alrededor de 15.000 personas, no fue consciente en ese momento de qué acababa de ocurrir, los medios nacionales e internacionales comenzaron a difundir la noticia: ‘Milli Vanilli no cantaban sus éxitos pop’, titulaba el The New York Times.

Uno de los integrantes del dúo, Rob Pilatus, no aguantó más, dio la espalda al público y salió corriendo hacia los camerinos. La cinta se había trabado y parecía que su gran secreto sería revelado. Pero nada pasó. Es más: ese recital en Connecticut de 1989 continuó. Alguien, pasados unos minutos, convenció a Pilatus de regresar a escena. Milli Vanilli siguió actuando y el público bailando y gritando sin que se dieran cuenta de la realidad.

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Aunque el hecho catapultó el fin para el dúo más famoso de la década, Milli Vanilli siguió vendiendo millones de discos. Su primero y único disco vendió siete millones de copias sólo en Estados Unidos. Tres de sus temas llegaron al número uno del ranking y otros dos escalaron hasta los cinco primeros. Además de las ventas, también consiguieron premios. Varios American Music Awards y el Grammy al mejor artista nuevo.

Los integrantes de Milli Vanilli fueron despojados de los premios “Grammy” que habían obtenido en 1990 al mejor artista revelación, después de conocerse que no habían cantado ni una sola nota de “Girl You Know It’s True”.

Unos meses después todo terminó y Milli Vanilli pasó de gran éxito a convertirse en sinónimo de fraude. Quedó señalado como el mayor engaño de la industria discográfica moderna.

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Quien inició este gran fraude era Frank Farian, quien conocía el mundo de la música. Sabía que con una buena canción, una producción atractiva, un sonido actual, buenas voces y una imagen escénica fuerte, la producción la ponía él. Ahí fue cuando armó a Milli Vanilli, aprovechando el atractivo físico y las habilidades de los dos jóvenes negros, el uno alemán y el otro francés, que buscaban un éxito con sus actuaciones en Munich.

Así nació Milli Vanilli. Hasta que el desastre se presentó en el concierto de Connecticut.

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Sin embargo, gracias a la controversia, se conoció a la verdadera estrella detrás de este dúo: John Davis, cantante que el 24 de mayo murió como otra de las millones de víctimas del COVID-19.

Fabrice Morvan y John Davis, cuando intentaron revivir a Milli Vanilli. Foto: Grosby

Davis había nacido en Carolina del Sur, pero a principios de los años 80 se instaló en Alemania. Allí se ganaba la vida con su voz. Era cantante en fiestas privadas y discotecas, y hasta realizó algunas grabaciones profesionales como corista. Era un típico cantante soul de voz aterciopelada pero potente.

Luego del escándalo de Milli Vanilli, Davis participó de las demás reencarnaciones poco exitosas del grupo. Cuando las olas de la fama y del escándalo pasaron, Davis continuó su vida en Alemania. En los últimos años hizo música para producciones audiovisuales y daba conciertos por toda Europa, cantando viejos éxitos de música negra, entre los que incluía, por supuesto, algunas canciones del dúo.

Su hija comunicó la muerte de John por redes sociales. “Él hizo feliz a mucha gente. Con su risa, con su espíritu alegre, con su amor, pero muy especialmente con su música. Por favor, démosle un último aplauso”, escribió Jasmin Davis. (I)

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