Por estos días, Ana Paula aparece frente a millones desde una cocina televisiva, pero su verdadero movimiento no ocurre únicamente entre fogones. Se desarrolla en su terreno natural: la música.

Mientras MasterChef Celebrity Ecuador la expone en un formato que la exige, la tensiona y la muestra en capas que pocos conocían, ella elige ese mismo ruido mediático para lanzar No pasa nada, un tema que marca un antes y un después en su forma de regresar.

Para quienes han seguido su trayectoria -dentro y fuera del país-, este no es un simple estreno: es el primer gesto firme de una artista que retoma el micrófono en medio de un año atravesado por la muerte de su madre, Ana Buljubasich, un golpe que reordenó sus prioridades, silenció certezas y obligó a mirar la música desde otro ángulo.

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Y aún así, No pasa nada no es un lamento ni una pieza intimista. Es una declaración. Un recordatorio de que puede transformar la vulnerabilidad en impulso, sin convertirse en víctima de su propia historia.

“Siento que es una buena forma de darle movimiento a mi corazón, que no se quede estancado en el dolor, si no regalarle otros canales para latir en amor. Siento que hay un montón de personas que tampoco la están pasando bien en la vida por muchas razones que hoy me comparten por Instagram y TikTok y creo que puedo ser esa recolectora de palabras y melodías”, añade.

No pasa nada lleva su ADN: una estética limpia, una interpretación contenida y una narrativa que pide movimiento. Es un track que abraza una verdad incómoda: a veces el mundo se cae, pero tú sigues. Sin dramatismo, si brillos falsos, sin cámaras que te digan qué sentir

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“Es imposible después de una pérdida tan grande, volver a hacer algo parecido a lo de antes, creo que tiene otras intenciones. No pasa nada es una canción que nació de un día que estaba mal y me puse música para motivarme, y me vino a la cabeza la idea de, por qué tengo que buscar música por afuera para animarme, ¿por qué no me hago mi propio tema?“, comparte con este Diario.

No pasa nada es el segundo estreno musical del año de Ana Paula. El primero fue Una vida pendiente, letra dedicada a su madre.

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“⁠En la grabación y composición de ambas canciones lloré mucho solo que las razones eran diferentes. Con Una vida pendiente creo que no hay mucho que explicar del porqué me quebraba tanto grabándola, la sentí mucho a mamá mientras lo hacía. Y en No pasa nada lloraba de emoción, de orgullo; quería cantando, abrazar mi corazón roto y decirle con eso “gracias por seguir resistiendo” “gracias porque le seguimos dando razones a mamá de que siga orgullosa de mí”.

Este tema puedo decir que es 100% yo, habla de “bailar entre lágrimas”, con esto quiero decir que cuando salimos a la vida, al día a día, aprendí que se puede volver a reír, claro que sí!!! Mientras por dentro lloras. Eso no te hace una persona que tapa sus sentimientos, o que encierra al corazón, te hace una persona que decide que la tristeza de uno, es de uno y no siempre la quiere compartir.

Ana Paula, cantante y actriz ecuatoriana.

Otro retorno: la televisión nacional

Su presencia en el reality de Teleamazonas revela también a una artista en un territorio que no controla por completo, y ahí está la clave de su atractivo. La competencia la muestra sin los filtros del estudio, sin la precisión del micrófono ni la familiaridad de un escenario. Aquí no basta con talento: hay que resolver, improvisar, aceptar errores y hacerlo mientras millones observan.

“MasterChef ha sido un desafío importante, no solo porque no sabía cocinar nada sino porque debes estar fuerte emocionalmente para afrontar tantos retos y muchas veces no lo estuve. Creo que la gente me va a acompañar en esa lucha interna de intentar estar mejor en mis días más tristes, las cuales no siempre gano y me quiebro. Esta que estarán viendo es la misma que canta, la misma que actúa, yo soy muy real en cada faceta de mi vida, no se ser de otra manera”, enfatiza.

Lo que la audiencia ve no es a una artista tratando de sobrevivir a un reto culinario, sino a una mujer decidida a recuperar ritmo después de situaciones emocionalmente pesadas.

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“Mis compañeros me pidieron que No pasa nada sea la canción cada que haya un reto de eliminación, así que ahí se fusionaba la emoción de la competencia con la intención del tema. No creo que tenga que separar esas dos versiones porque las dos vienen de mí. Yo no soy muy competitiva, pero sí muy sensible, así que a mi artista la llevo dentro en cualquier contexto, creo que eso la gente lo va a reconocer", indica. (E)