Como si se tratara del guion de una película o la trama de una novela, así llegó el amor a la vida del periodista ecuatoriano Alfonso Espinosa de los Monteros, de 80 años. Poseedor de un récord Guinness, como el anchor con más tiempo ininterrumpido en pantalla, fue hace 55 años, según cuenta, que conoció a su esposa, Priscilla Rendón Morla, la guayaquileña que conquistó su corazón y con la que formó su familia.

“Cuando yo empecé a trabajar en Ecuavisa, que es mi otro amor, yo presentaba un programa concurso que se llamaba ¿Quién es quién?, donde se debía adivinar sobre un personaje entre cuatro concursantes mientras yo iba revelando pistas. Ella concursó con éxito, ganó el concurso. Ella hacía todas las preguntas correctas, esa fue la manera como yo la conocí. Un amigo del canal, Pepe Ulloa Vernimenn, fue quien la llevó al canal porque él siempre buscaba a las chicas más bonitas para que concursaran. Él la llevó al programa, pero yo me sentí flechado y lo que hice fue que terminamos el programa que era en vivo y seguí la conversación y hasta la llevé hasta su casa”, revela Espinosa de los Monteros, sobre la ocasión en la que conoció a la madre de sus dos hijos, Paula Alfonsina y Juan José.

En tiempos en los que no existían celulares o redes sociales, Espinosa de los Monteros mantuvo contacto con ella cuando intercambiaron sus números de teléfono convencionales. “Establecimos una relación que después se convirtió en enamoramiento y en el año 71 nos casamos, el 11 de diciembre. Ahora somos una familia feliz, tenemos mucha estabilidad y tenemos dos hijos que son maravillosos. Todo lo que nos une nos hace felices. Estuvimos de novios desde el 67, cuando empezó el canal, hasta el 71, y de ahí nos casamos”, dice.

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“Lo primero que hicimos fue intercambiar los teléfonos, en esa época no había los celulares, hubiera sido una gran ventaja, pero con el teléfono convencional en nuestras respectivas casas, hablábamos todos los días y conversábamos largo, y también la invitaba a salir, nos íbamos de repente a cenar o comer una golosina o a pasear por Guayaquil que es tan bonito, y en definitiva eso fue fortificando la relación que se convirtió en matrimonio. Mis hijos también nacieron en Guayaquil, que es la ciudad que me dio a mí las oportunidades para salir adelante, en un momento de la vida que yo era muy joven y lo que pretendía era desarrollar mi propósito, mi vocación de comunicador en un ambiente que era el más prometedor para una persona como yo. Yo pasé de Ibarra a vivir en Guayaquil, en el 62. Yo siento un amor muy grande por Guayaquil”, sostiene.

Alfonso Espinosa de los Monteros (d) junto con su esposa, Priscilla Rendón Morla, en su época de noviazgo. Foto tomada por Alberto Borges (+).

En el año 82, Don Alfonso -como llama el público de forma cariñosa al comunicador- se mudó a la capital junto con su familia por temas laborales. “Yo lo hice pensando por sobre todo en que para mi trabajo, la ciudad de Quito es el centro de las actividades políticas del país y en las noticias estamos siempre ligados a ese tema, pasó también que Ecuavisa tenía a canal 8 de Quito y formaba la cadena que se llamaba en esa época Cadena de la Unidad Nacional. Después se desligaron ambas empresas y nos tocó formar un canal de televisión en UHF, el canal 23 de Quito, y yo empecé a viajar seguido entre Guayaquil y Quito, porque teníamos que formar un equipo periodístico. Entonces, este ir y venir en un momento dado me hizo pensar que mi centro de trabajo tenía que estar acá y ahí me vine”, relata.

El amor en su vida

Su madre

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Mi madre fue una persona maravillosa, todos vemos maravillas en nuestras madres. Ella fue un gran apoyo en todos los momentos de mi vida y ella me demostró siempre una especie hasta de preferencia en un momento dado, aunque ella siempre se repartía para darnos amor a los ocho hermanos que éramos, ella siempre se daba modos para hacernos sentir muy bien. Fue una persona maravillosa, se fue muy joven, apenas tuvo 54 años, un cáncer la mató y nos privó de ella cuando todavía la necesitábamos, pero su recuerdo sigue vivo para todos nosotros”, menciona sobre su progenitora, Luz Guadalupe Rueda Bustamante, a quien sus cercanos llamaban Guadita.

Sus hermanos

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Don Alfonso es el tercero de ocho hermanos, en muchas ocasiones él ha hecho las funciones de consejeros con ellos.

“He compartido con ellos muchas cosas, sobre todo, en este mundo de la comunicación que también vino de nuestro padre, así tengo cinco hermanos que también nos dedicamos a la comunicación. El primero fui yo, pero mis hermanos siguieron por el mismo camino. Mi hermano Gabriel, en la radio. Con todos llevo una relación maravillosa, compartimos muchas cosas, incluso las ambiciones musicales. Por la mayor cercanía de edad y por la vinculación del trabajo, con quien más me he llevado o quien he tenido más cercanía es con mi hermano Gabriel, hemos trabajado juntos, estuvo varias épocas en Ecuavisa. Trabajó conmigo directamente, compartimos cosas del trabajo, yo le ayudaba a formarse a él y él me ayudaba a formarme a mí, esa unión se ha mantenido hasta ahora, fuertemente, puedo decir que es el hermano que está más ligado a mis sentimientos y a mi corazón”, refiere.

Alfonso Espinosa de los Monteros (i) junto con sus hermanos Gabriel, Danilo, Daysi, Renato, Mercedes y Armando. Foto cortesía

Sus hijos

“Yo he tenido una relación muy estable con Priscilla siempre y soñábamos con tener hijos. Cuando nació Paula Alfonsina nos sentimos increíblemente felices, porque además fue una niña que necesitó muchos cuidados en su primer tiempo y Priscilla se entregó por completo a su cuidado. Con el apoyo de ella hacia los chicos y hacia mí, que es bien correspondido por mí también, fuimos formando esta familia. Cinco años después vino mi hijo Juan José”, señala.

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Paula Alfonsina es psicóloga y Juan José es especialista en marketing y profesor de la Universidad San Francisco y del Instituto Tecnológico de Monterrey (México). “Yo estoy orgulloso de los dos, aman lo que hacen, se dedican plenamente a ello y siento que, en definitiva, todo lo que su madre y yo pusimos a favor de ellos ha sido una siembra provechosa”.

Su hijo es quien lo convenció a abrir el año pasado su primera cuenta en Instagram, en la que ya registra 340.233 seguidores (hasta el cierre de esta edición).

Alfonso en la celebración de los 50 años de casado con su esposa, Priscila, junto con su familia. Su hija Paula Alfonsina (i), su nuera Lorena, su nieto Antonio y su hijo Juan José. Foto cortesía

Su nieto

Este es el gran amor, asegura. “Cuando aparece el nieto es una especie de novelería que cambia de golpe nuestras vidas, porque no es la misma responsabilidad que con los hijos, pero el amor viene cuadriplicado. Lo disfrutamos como buenos abuelos, no le educamos tanto porque para eso tiene a sus padres, pero sí hacemos es disfrutar de su cariño, es muy cariñoso. Antonio cumplió 3 años en diciembre, y este lunes ya irá a la escuela y tendrá contacto con otros niños. Él es muy vivo, habla increíblemente, con un vocabulario bastante amplio para su edad, tenemos muchas esperanzas de lo que él hará de su vida”, dice muy emocionado. “Él es una parte muy esencial de nuestras vidas y familia”; recalca.

La música

Creció en medio de una familia muy musical. Su padre y sus tíos cantaban muy bien y en las reuniones las tertulias musicales no faltaban. Si bien quiso aprender guitarra desde pequeño, su progenitor le aconsejó que no lo hiciera para evitar que descuidara los estudios. “Yo no le hice mucho caso y aprendí con un amigo y por mí mismo algo de la guitarra, no puedo decir que soy guitarrista, pero algo aprendí a tocar”, dice.

Espinosa de los Monteros asegura que aprendió a cantar los temas de la generación de su padre sin dejar de lado la búsqueda de nuevas propuestas para no estar desactualizado. “Yo descubrí a Joan Manuel Serrat, que podría decir es mi favorito, aunque junto a él está Alberto Cortez. Yo un día iba en el carro y escuché la canción Balada de otoño en la radio Espectáculo, y llamé a mis amigos, ahí tenía a mi amigo Gustavo Woelke y le pregunté por el cantante, él me dio todas las indicaciones y efectivamente me compré el disco y lo oí hasta rayarlo, siempre me sorprendió mucho Serrat, por esa capacidad creativa, me gusta y algunas de sus canciones canto. También canto boleros, rancheras y tangos”, menciona.

Su carrera

“Yo siempre digo, yo nací comunicador y soy comunicador, entonces, yo sentí la vocación desde que prácticamente era un niño”, afirma. Recuerda que fue luego de un paseo en Ibarra, a los 11 años, la ocasión que lo hizo descubrir su deseo de seguir esta profesión.

“El profesor nos dijo que escribiéramos una composición respecto al paseo, yo hice mi trabajo y le llamó la atención, él lo elogió y me hizo leer mi trabajo. Él me dijo: ‘Deberías mandarlo al periódico’ y seguí su recomendación al pie de la letra. Yo la mandé al diario El Comercio, que tenía una página de provincias, y me publicó mi redacción. Cuando recibí el periódico en Ibarra, que lo fui a comprar con mi mamá, de repente tenía en las manos un periódico con un texto escrito por mí, ese rato sentí el primer llamado de la comunicación y me dije qué lindo es contarle cosas a la gente. Ahí descubrí este mundo de la comunicación y mi vocación de periodista. Solo en la televisión tengo 55 años y 8 años previo trabajé en la radio”, recuerda el anchor de Televistazo, de Ecuavisa.


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