Las copas son más que simples recipientes; su tamaño y forma juegan un papel crucial en la experiencia de disfrutar una bebida. Desde el fino cristal de una copa de vino hasta la copa de coñac, cada diseño está cuidadosamente pensado para realzar los aromas, sabores y sensaciones únicas de la bebida que contiene. Es por eso que los expertos en bebidas prestan tanta atención al tipo de copa que usan, sabiendo que el recipiente adecuado puede hacer que incluso la bebida más simple se convierta en una experiencia extraordinaria.

Al pensar en copas, generalmente visualizamos la que suele usarse para vino tinto, pero si nos detenemos un poco en el tema nos daremos cuenta de que conocemos o hemos visto distintos modelos y, en ocasiones, nos confundimos en su uso, ya sea que asistamos a una cena formal o que nos toque poner la mesa para una, hay que saber que hay tres copas básicas: la de agua, la de vino tinto y la de vino blanco.

Almacenes Tía ofrece una amplia variedad de copas para cada ocasión.

Pero ¿qué diferencia hay entre ellas?

La forma de una copa tiene una razón de ser y no se trata de un capricho de diseñador o algo comercial. La copa de vino tinto es ancha, grande y abombada porque así se oxigena mejor el vino. Sin embargo, ante la moda de las copas de vino tinto de gran tamaño, para reconocerla hay que fijarse en su boca que es más estrecha que la de agua porque así retienen mejor los aromas de la bebida, mientras que la de vino blanco es más pequeña y estrecha para que el vino se mantenga frío por más tiempo, razón por la que el tallo debe ser más largo.

En cambio, para el vino rosado lo mejor es una copa un poco más grande que la de blanco porque permite percibir mejor las propiedades organolépticas de la bebida. La Escuela de Coctelería de Madrid, en España, asegura en su web que las distintas copas y vasos de bebidas son importantes no solo por el primer impacto visual que “genera emociones y sensaciones en los consumidores”, sino que también “el tipo de vaso o copa puede cambiar la percepción del sabor”.

La institución hace énfasis en la calidad de cristal debido a que cuanto mayor sea esta, más disfrutará el consumidor de la experiencia de saberlo. Debe ser un cristal completamente transparente para poder apreciar los colores y matices de un coctel.

Copa de vino tinto: tradicionalmente más grande, aunque en tiempos recientes, algunas pueden confundirse con las de agua debido a su mayor tamaño. Se ubica a la derecha de la copa de agua.

Copa de agua: destaca por su amplio tamaño y ligero abombamiento, haciéndola fácilmente distinguible.

Copa de vino blanco: más pequeña y estilizada que la de vino tinto, ideal para vinos blancos o rosados. Se posiciona a la derecha de la copa de vino tinto en la mesa.

Copas para cada bebida

Coñac: reconocible por su forma abombada y baja altura.

Martini: caracterizada por su forma de triángulo invertido, también adecuada para otros cocteles.

Gin tonic: se sirve en una copa balón o globo, de gran tamaño para permitir una mezcla adecuada de ginebra y agua tónica.

Margarita: su diseño de doble cuenco, boca ancha y tallo largo la hace ideal para bebidas heladas o granizadas.

Cuidado de las copas

Limpiar y almacenar adecuadamente las copas garantiza la ausencia de olores que puedan interferir con los aromas y sabores de los vinos. Es esencial que tanto el lugar de almacenamiento como los productos de limpieza sean inodoros.