Para el curador Hernán Pacurucu, lo más bello de las periferias es que se mantienen como tal, a pesar de los cambios a su alrededor. “Si un día el planeta repentinamente girara y el norte pasara a ser el sur, las periferias se mantendrían siendo periferia (...) Nada cambiaría para bien o para mal”, plantea el crítico de arte. Bajo esta reflexión presenta el V Salón de Gráfica Contemporánea, denominado La periferia, el baile de los que sobran, una exposición que recientemente se inauguró en el Museo Nahim Isaías.
La muestra cuenta también con la curaduría de Víctor Hugo Bravo (Chile) y la cocuraduría del artista español Francis Naranjo (Islas Canarias). Los artistas que exponen son Noé Mayorga, David Santillán y Mariella García, y otros provenientes de Brasil, Chile, Ecuador, Bolivia, Argentina y España.
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Su nombre alude a las “migajas” que suelen ser destinadas para los espacios periféricos. “Habla sobre el tema de potencializar la idea de la periferia, entendiendo que hay un centro que lo consume todo, que se alimenta de las periferias”, explica Pacurucu.
“Por ejemplo, en nuestro país las capitales son las que absorben la economía, delegando a las periferias a una aportación de dinero sin retribución”, añade el curador, que pretende generar un debate alrededor de este tema.
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Defiende a las periferias como ese espacio desde donde se produce el conocimiento, ya que son las únicas que no están involucradas en las acciones de poder. “El no acceder a las grandes economías, a los grandes gestores culturales, ni a las grandes galerías nos permite activar nuestra creatividad para exponer en las salas de nuestras casas, en espacios no apropiados, pero que ingeniosamente los habilitamos para mostrar lo que tenemos”, sostiene.
La exposición, que tentativamente estará por dos meses, reúne fotografía, video, grabado, serigrafía, dibujo e instalación. “Hay mucha diversidad de estilos, diversidad de tendencias, diversidad de maneras de hacer arte, pero todos ellos hablando de un mismo tema”, indica Pacurucu, quien explica que cada artista reflexiona en este tema desde su perspectiva.
España lo hace desde el poder de los centros, mientras que Ecuador y Bolivia hablan de una periferia absoluta como país. Lo esencial para la selección de los expositores fue su compromiso con el tema de la resistencia, con el tema de la construcción de nuevos imaginarios, afirma Pacurucu.
Por ejemplo, en la obra de Acaymo S. Cuesta, denominada Plop, el artista coloca esta palabra sobre los documentos que revelaron que el gobierno estadounidense estuvo relacionado con el derrocamiento de Salvador Allende.
“A modo de cartel publicitario callejero se despliegan estos documentos para mostrarnos en su interior lo que todos ya sabíamos; la onomatopeya ¡PLOP! (como la usada por los personajes del cómic chileno Condorito, cuando se desmayaban tras haber sido víctimas de una situación vergonzosa)”, detalla la descripción de la obra.
O como en la obra Trotamundos, de Óscar Valido, que hace una alegoría al pueblo gitano. “Un pueblo que conoce de sobra lo que es la periferia, que ha traspasado fronteras y que ejerciendo sus propias leyes ha sabido sobrevivir rebeldemente, indomables. Una metáfora visual en la que el mapamundi queda grabado en las suelas de sus zapatos (el mundo a sus pies y no al contrario)”, expresa el propio artista en la descripción de su obra.
El salón se desarrolla en el Museo Nahim Isaías, situado en las calles Pichincha entre Aguirre y Clemente Ballén. Su acceso es libre, de lunes a viernes, de 10:00 a 17:00, y los sábados de 11:00 a 16:00. Recuerde llevar su mascarilla y carné de vacunación. (I)