La vista desde el departamento de Sebastián Cordero en Guayaquil deja en claro su amor por esta ciudad. Nada se escapa a la mirada: el Tornillo, el cerro Santa Ana, la Perla, el río Guayas. La relación del cineasta quiteño con la Perla del Pacífico se ha afianzado con los años y hoy el centro de la ciudad es uno de los lugares que ha hecho suyos. “No soy tanto de Samborondón”, confiesa. “Me encanta estar aquí y poder ir caminando a todos lados; tiene una energía muy especial para mí”, contó para La Revista desde su sala inundada por ese magnífico paisaje guayaquileño.
Por eso, no es de extrañar que la casa Cino Fabiani (ubicada en el barrio Las Peñas) sea el escenario escogido para su siguiente estreno teatral, una traducción y adaptación de Sin salida, de Jean-Paul Sartre, hecha por el propio Sebastián, y que espera estrenar en los próximos meses del 2022, con una duración de 90 minutos. El elenco de tres actores ya está definido también, pero ese secreto prefiere guardarlo hasta vísperas del estreno.
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Sin salida (Huis clos, en francés) es uno de los textos clásicos del teatro existencialista que cautivó a Cordero en su adolescencia y que ahora le entusiasma revisitar, en lo que considera un nuevo camino en su estilo narrativo: historias y guiones más personales, cercanos y construidos a través de un proceso más orgánico.
En la obra de Sartre, tres personas (dos mujeres y un hombre) mueren y van al infierno; pero, al llegar, ese lugar de condena dista mucho de lo que esperaban. “Resulta ser un sitio hasta semiacogedor”, adelanta Cordero. Poco a poco los personajes desarrollan una relación agridulce, de amor-odio, y comienzan a sacarse lo peor de sí mismos. Además, el estar atrapados en ese lugar genera una atmósfera de encierro y claustrofobia, una metáfora que Sebastián considera relevante y oportuno poner en escena ahora que nuestra sociedad también comienza a dejar atrás la cuarentena por el COVID-19.
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“Van a encontrarse con una obra que los va a sorprender. Que por un lado es muy enganchadora y muy divertida, al principio, pero esa diversión se torna también algo oscura. Y creo que va a dar mucho para reflexionar y de qué hablar”.
¿Qué puede adelantar del montaje de Sin salida?
Será una puesta en escena bastante íntima, aunque menos inmersiva que Rabia. Los tres actores estarán rodeados por el público, lo cual suma a la historia, porque sus personajes, a pesar de estar solos en el infierno, se sienten observados; sienten constantemente los ojos de los otros dos. Y quiero, de alguna forma, capturar y multiplicar esa sensación por los ojos del público también. Es una obra sin cuarta pared, donde el público estará en un círculo; entonces, sí hay momentos donde ciertas acciones suceden más cerca de un grupo del público que de otro. Además son tres “personajazos”, y siento que a nivel de trabajo como director y a nivel actoral hay algo superinteresante para desarrollar.
¿Qué responsabilidad siente al adaptar y poner en escena el texto de otro autor?
Hay un gran privilegio y un gran reto a la vez en adaptar un texto que admiro y respeto mucho. Siento que no tengo mucho en qué equivocarme, porque el contenido es sólido y fascinante. Estoy tratando de ser bastante fiel al texto, aunque hay ciertas cosas que en los años 40 hacían sentido y que ahora ya no, y que sí me toca actualizar. Pero es un gusto gigante trabajar con un texto que funciona y fluye muy bien. Es como meterse dentro de una partitura perfectamente equilibrada.
¿En qué otros proyectos estuvo trabajando hasta antes y durante la pandemia?
Justo antes de la pandemia me fui en un viaje a Nepal con el montañista Iván Vallejo (quien en 1999 conquistó la cima del monte Everest). (...) Y la idea era que, al estar en uno de los sitios más importantes en la vida de Iván, me contara sobre ese momento y su vida alrededor de la montaña. Ya tenía ese material, así que durante la cuarentena me clavé a editar. Y ya estoy con una película casi terminada, que será mi primer largometraje documental y que se llamará Al otro lado de la niebla, y que recoge este viaje juntos. Nos faltan unos cinco meses de trabajo, ya en sonido y en colorización, pero la idea es estrenarlo antes de fin de año. Es un proyecto muy distinto a todo lo que he hecho, pero lo siento muy apegado a mí y muy relevante con lo que estoy viviendo en este momento, que es una búsqueda hacia un cine un poco más personal, más íntimo, de explorar ideas que tal vez en el pasado me asustaban un poco, pero que ahorita ya quiero meterme más en ellas.
¿Qué lo mantiene en este camino artístico?
Cada proyecto me lleva a encontrar otras cosas y explorar cosas distintas que me siguen motivando. En un mundo ideal quisiera hacer eso hasta que me muera: seguir contando historias, seguir filmando películas. Lo que me mantiene yendo hacia adelante es sentir que hay muchos temas que quiero explorar y que son temas bien personales. Los guiones en los que estoy trabajando a futuro son de historias que tienen que ver con cosas que me llegan, relacionadas con momentos definitorios, donde tu vida cambia. Pero mi mayor recompensa está en estar produciendo, filmando, trabajando y seguir viendo cómo funciona.
¿Cómo es su relación con el streaming?
Yo consumo cine y televisión en todos sus formatos. (...) Pero entre las películas que más me gustaron recientemente están The souvenir I y II; una película inglesa increíble, como autobiográfica, con Tilda Swinton; y otra película que pasó desapercibida, no sé por qué, porque para mí es una joya: es Pig, con Nicolas Cage, que es una belleza. Y ahorita estoy enganchado viendo a Atlanta, la nueva temporada, que está increíble.
¿Se animaría a producir para estas plataformas?
Sí, sin duda. Para mí son distintos caminos factibles que están ahí, y sí me interesa mucho explorar algo episódico. De hecho, estoy desarrollando un proyecto de una miniserie, pero todavía está muy temprano en el proceso. Pero me encanta lo que se puede hacer a través de varios capítulos y de personajes que puedes desarrollarlos a través de más tiempo que en una película convencional.
Tras su estreno en la Casa Cino Fabiani, Sin Salida se trasladará al Teatro Sánchez Aguilar para nuevas funciones. No descartan llevarla a otras ciudades.