Con el montaje de La vida es sueño por Elektroteatr Stanislavski de Moscú, el clásico del barroco español Pedro Calderón de la Barca vivirá el milagro de soñar en ruso gracias a los anhelos compartidos de la directora española Natalia Menéndez y la traductora y poeta rusa Natalia Vanjanen.

“Si ha habido una obra con la que haya soñado desde que comencé a estudiar dirección escénica o interpretación, esa ha sido La vida es sueño”, declaró a EFE Menéndez, quien viajó a la capital rusa para la puesta en escena.

Natalia Menéndez, directora, dramaturga, actriz y gestora cultural española.

Un juego y posibilidad

Elektroteatr Stanislavski, fundado en 1935 por el reconocido teatrista ruso, la invitó a dirigir una obra de su elección en Moscú, y la directora, dramaturga y actriz española —actualmente a cargo del Teatro Español y las Naves de Matadero de Madrid— propuso esta pieza, que deseaba encarar desde “los veinte años”.

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Esto es para mí, sobre todo, como jugar y como tener la posibilidad”, afirma, al confesar esta pasión que comparte Vanjanen, quien toda su vida también soñó con traducirla.

“Ya desde cuando era estudiante, pensaba, ‘lo traduciré’, pero cada vez que abría el libro y leía lo del Hipogrifo, me quedaba helada y no podía seguir”, comenta por su parte a EFE la poeta y traductora rusa, en referencia a la primera estrofa de la obra, que califica de “muy hermética”.

Sin embargo, finalmente logró sobreponerse y acometer de lleno este ambicioso proyecto, que tras el fin de su traducción, fue presentado este viernes en una lectura dramatizada al público por parte del elenco del grupo de teatro moscovita.

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La posibilidad de comunicar

La lectura, en la que participaron los actores seleccionados por Natalia Menéndez, marcó el inicio oficial del proceso de montaje rumbo al estreno, previsto para octubre próximo, y que ya se impone a las barreras idiomáticas y culturales para ahondar en la esencia misma de la obra de Calderón.

“Yo creo que cuando te quieres comunicar te comunicas, y creo que el elenco de actores de este teatro es impresionante, por su calidad, por su generosidad”, explica la directora y sonríe: “Todos estamos con ganas de soñar, de tratarnos bien, y para mí está siendo una aventura”.

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Porque aunque admite que las culturas de Rusia y España son diferentes, lo importante es “ponernos de acuerdo y buscar lo más interesante en cada escena y en todo el montaje”.

Acercar a Calderón y Rusia

En este proceso, destaca, un papel muy importante corresponde al nuevo texto en ruso, fruto del trabajo de Vanjanen, quien “ha hecho más una adaptación que una traducción” con el fin de acercar la pieza a la cultura rusa, y además, transmitir la intensa poesía del gran barroco español.

“Calderón era un gran poeta”, defiende a su vez la traductora, “sus obras están colmadas de una poesía muy compleja, con octavas, quintillas, romanzas, y es necesario aprovechar todo eso, porque en ruso se pueden transmitir este tipo de estrofas, ese tipo de rimas, y sus increíbles imágenes”.

Pero lamentablemente no existía una buena traducción de la pieza, sostiene, al cuestionar que incluso la más reconocida, del poeta ruso Konstantín Balmont (1867-1942), que fue todo un éxito y fue puesta en escena incluso por Vsévolod Meyerhold, “carecía totalmente” de la poesía de Calderón.

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La actualidad de los clásicos

A los retos y encantos de enfrentar una obra como La vida es sueño se suma, añade Menéndez, la intensa sintonía del texto con la actualidad, ya que es un llamado a “no usar el miedo como un arma de poder, sino a buscar el diálogo”, además de abordar temas eternos como el amor, la educación, la lucha contra dogmas y determinismos.

“Mientras exista la rueda vamos a seguir apostando por los clásicos. Una rueda es algo clásico. Y si gira, ¿por qué no va a girar una obra de teatro? Para mí es lo mismo: hay obras que sobrepasan los tiempos, porque dicen todo el tiempo”, concluyó.