Antes de llegar al albergue de El perro feliz, en Bahía de Caráquez, Aquiles era usado como tiro al blanco por un grupo de personas que lo mantenían amarrado. Como si se tratara de una distracción de un parque de diversiones era cruelmente maltratado con dardos metálicos, dejándolo sin ganas de vivir. “Hoy es un perro altivo, digno, hermoso”, se lee en el libro Una segunda oportunidad, del que Aquiles es parte junto a otros 20 animales que, al igual que él, fueron rescatados de la calle y de condiciones deplorables.