Nuestra educación escolar nos hace asociar la jornada del 10 de Agosto de 1809 con la frase: “Primer grito de independencia”. Es fácil de recordar y tiene gancho. Sin embargo, esa interpretación del evento es cuestionada por los estudiosos de la historia del Ecuador.

Hace falta una mirada más amplia de los sucesos y de sus participantes para entender lo más importante de esta fecha, que fue un ensayo de lo que, con los años, se convertiría en el movimiento independentista en Ecuador.

Placa principal del Monumento a los héroes del 10 de agosto, colocada en 1906, durante la presidencia de Eloy Alfaro. Foto: Shutterstock

Es necesario verlo como parte de un proceso revolucionario (1809-1821), en vez de un evento de un día

“No es el día en que se dio la independencia” (eso llegaría una década después). “En los últimos años una corriente habla de proceso revolucionario que va de 1809 a 1812. Lo que sucedió el 10 de agosto sí da inicio a este proceso, porque estamos hablando de actos que, de alguna manera, pretendieron cambiar el curso político de los territorios de Quito”, explica el artista, autor y miembro de la Academia de Historia del Ecuador Gabriel Fandiño.

Publicidad

2. Hay una discusión permanente acerca de si el 10 de agosto fue un movimiento verdaderamente independentista

“Los que dicen que no lo fue, argumentan que los actores apoyaban al rey español, Fernando VII”, inhabilitado entre 1808 y 1813 por el emperador francés Napoleón I. “Para salvaguardar los intereses del rey en las provincias de Quito, asumirían ellos el gobierno”. Y los que defienden el espíritu independentista de la fecha alegan que sí, es lo que hicieron, pero que las verdaderas intenciones eran hacerse con el poder para funcionar de manera autónoma.

3. No se puede hablar de independencia de Ecuador en esos momentos, porque Ecuador… “no existía”

Los territorios de la Real Audiencia de Quito comprendían una parte de lo que conocemos como Ecuador. Este fue uno de los primeros intentos (de la Audiencia) por tener representación política (ante la corona española) o gobierno propio. Eso es lo real”.

4. Fue obra de una ideología, pero con diferentes intensidades

Un frente compuesto entre los que tenían más afinidad y lealtades a la corona y los que ya alojaban tendencias independentistas. También fue un movimiento de élite. “El núcleo de los patriotas pertenecía a las clases sociales altas”, explica Fandiño, quien añade que en esta ocasión no se contó con el pueblo llano. (El término patriotas podría ser debatible, admite el historiador, pues “no existía una patria; o de haberla, era España”. Desde otro punto de vista podría habérselos llamado ‘rebeldes’ o ‘monárquicos’.

Publicidad

Dama de la independencia, escultura principal del Monumento a los héroes del 10 de agosto, en la Plaza Grande Quito. El conjunto fue inaugurado en 1906. Foto: Shutterstock

5. Con el tiempo, el movimiento ganó simpatía en otras clases sociales

“Cuando llegó 1812, la revolución se encendió de verdad, y se conformó, por ejemplo, con un ejército de 800 personas, y muchas eran indígenas, con comandantes autoproclamados de las clases altas de la región”. Incluso participó un delegado de España, el quiteño Carlos Montúfar, con formación militar, que al llegar a Ecuador se pasó al bando de la revolución.

6. El 10 de agosto no hubo batalla o enfrentamiento porque no había ejército

“No fue una rebelión armada, hubo una declaración política, pero no se contaba con un ejército”, indica Fandiño.

Publicidad

7. Las motivaciones eran políticas e ideológicas (pensamiento libertario), pero sobre todo, el impulso era cambiar las condiciones económicas de la Audiencia

“Los territorios de Quito estaban asfixiados, vivían bajo las leyes y regímenes económicos dictados por España, la industria era deficiente. Muchos de estos patriotas lo hicieron (se rebelaron) impulsados por eso”. La profunda religiosidad de la época también era un obstáculo. “El rey era un representante de Dios en la tierra, y cualquier rebeldía contra él era rebelarte contra Dios también”.

8. Guayaquil no se alineó a la gesta del 10 de agosto

No había una nación, las regiones eran una extensión de la Audiencia de Quito. “Para entonces, la razón de la existencia de Guayaquil era todavía ser el puerto de Quito. No tenía peso político, aunque sí económico. No estaba maduro el sentimiento autonomista”, aclara, y no lo estaría hasta una década después, en que su actuación fue decisiva, pues se conjugaron las condiciones económicas, políticas y militares.

9. Sí hubo otros eventos que fueron francamente independentistas

El establecimiento del Estado de Quito, en 1812, fue una ruptura frontal con la monarquía, aunque haya sido efímera (15 de enero - 1 de diciembre) y reprimida en la batalla de Ibarra. La diferencia con los sucesos de 1809 fue que aquí sí hubo un ejército para proteger esa declaración de independencia. “Fueron las primeras batallas revolucionarias en los territorios de Quito”. Además, se redactó una constitución para ese estado.

10. Algunos de los protagonistas del 10 de agosto fueron apresados, otros huyeron, y luego se volvieron más radicales

Muchos de los que permanecieron en la cárcel fueron asesinados el 2 de agosto de 1810, y eso no hizo más que radicalizar a los sobrevivientes. “Con justicia deben ser llamados mártires de la independencia. Esta tragedia le dio una dimensión diferente”, dice Fandiño, quien toca el tema en su libro El coronel José Antonio Pontón, guerrillero de la independencia, en honor al militar que fue enviado por Alausí a apoyar los sucesos de 1809, escapó y volvió en 1812 como capitán del ejército del Estado de Quito. “Es uno de los pocos personajes de la historia del Ecuador que participó en 1809, 1812” y luego fue convocado a la llegada de Antonio José de Sucre a Ecuador, para lo que sería la independencia de Guayaquil.

Publicidad

'Coronel José Antonio Pontón, comandante de guerrillas en la independencia', libro de Gabriel Fandiño.

(F)