Superman, de James Gunn (guion y dirección), entra con grandiosidad, velocidad, vértigo y profundos cuestionamientos sobre lo que motiva a los héroes, a los villanos y al hombre común que ve desde el nivel del suelo cómo los poderosos deciden las cosas a la fuerza, desde lo alto.

En una tensa escena entre Lois Lane (Rachel Brosnahan) y Clark Kent/Superman (David Corenswet), vemos a la periodista y al superhumano chocar en una entrevista improvisada. Superman acaba de detener, sin pedir permiso, la invasión de un país aliado de Estados Unidos a otra nación, para lo cual puede que haya abducido durante unos minutos a un presidente.

Ella le insiste: ¿Acaso piensa en las consecuencias de sus actos heroicos? ¿O está tan metido en su rol de superhombre que se cree por encima de las reglas que rigen para la gente común?

Publicidad

El alien, como él mismo lo reconoce, demuestra que sí le afecta lo que piensan de él, pero se escuda en su creencia fundamental: sus padres lo enviaron a la Tierra para ser una buena influencia, una buena persona, no alguien que mira con indiferencia. Se involucra porque es lo que fue enviado a hacer.

Un Lex Luthor más poderoso que nunca: dinero, tecnología y medios

También es un gran guiño a nuestra era de pantallas por todos lados y de sobrecompartir nuestra vida a través de las ventanas que nos dan las redes sociales, un frente encarnado por Lex Luthor. Él está del otro lado de las cámaras, como cabeza de Luthorcorp, desde donde tiene el poder de la narrativa.

Y otros poderes. En una era en la que los metahumanos (personas con habilidades superiores debido a la genética o a la tecnología) son considerados los dioses del mundo, Luthor ha invertido en ellos, aunque los desprecia. Pero es capaz de sobrellevarlos porque es mayor el odio que siente por Superman, un semidiós que no es calculador, que quiere jugar limpio.

Publicidad

A Luthor le enfurece encontrarse con alguien que lo tiene todo para ser poderoso, pero se empeña en su ideal del bien.

Como le dice Superman: “Tu obsesión conmigo se está poniendo un poco rara”.

Publicidad

Y por supuesto que es indignante ver a Luthor entrar impunemente a la Fortaleza de la Soledad, destruir a los robots y maltratar a Krypto. Es un momento diseñado para provocar a Superman y para provocarnos. Y funciona.

Una galería de villanos, superhéroes y Krypto

Los primeros minutos de la película confirman que además de violencia física hay lenguaje profano, en español y con un personaje presumiblemente latino, Angela Spica, interpretado por la venezolana María Gabriela de Faría.

Y aunque Superman sea un solitario, no está solo. A él se suman, eventualmente, Mr. Terrific (Edi Gathegi), Metaformo (Anthony Carrigan), Guy Gardner (Nathan Fillion) y Hawkgirl (Isabella Merced).

También hay momentos entrañables, aquellos en los que Superman está, literalmente, en el suelo y alguien se acerca a ayudarlo. La confesión de que escuchar la grabación de las voces de sus padres kriptonianos lo calma. El hecho de que proteja la información de sus padres adoptivos con más celo que la de sus padres biológicos.

Publicidad

¿Y Krypto? Hay que tener cuidado con el superperro, que podría ser el elemento cómico y tierno, pero es, como ha dicho Gunn, “un chico no tan bueno”, y por eso en esta película no nos dejan olvidar su extraordinaria fuerza.

El director también ha querido mostrarnos ese lado humano que, más que ser la cubierta de Superman, es la otra cara de su identidad, Clark Kent, el periodista al que le empieza a ir bien, logra que su historia salga en la portada del periódico y sin embargo no es respetado por sus colegas. Gunn contrasta la modesta carrera de Clark con la propuesta descomunal de Luthorcorp, que se alza por encima del Daily Planet y de toda Metrópolis. Es una guerra física, pero también política y mediática. (E)