Durante la 97ª edición de los Premios Óscar, realizada en el Dolby Theatre de Los Ángeles, Estados Unidos, la ceremonia dedicó un momento especial al Departamento de Bomberos de Pasadena, cuyo trabajo ha sido crucial en recientes emergencias en el estado de California. Sin embargo, lo que inicialmente parecía un tributo solemne tomó un giro inesperado cuando el presentador de la gala, Conan O’Brien, incorporó el humor en la participación de los homenajeados.
El reconocimiento comenzó con una ronda de aplausos de pie por parte de la audiencia, en señal de gratitud por la labor del cuerpo de bomberos en la contención de incendios que afectaron la región en los últimos meses.
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Luego, O’Brien los invitó al escenario y les propuso leer líneas del teleprompter para contar chistes sobre la situación, aligerando el ambiente, mientras los bomberos intentaban seguir el guion improvisado, el público reaccionó entre risas y aplausos, convirtiendo el segmento en un ejercicio de cercanía y humanización de su labor.
La intención fue de reconocer el esfuerzo y valentía de estos profesionales con un tono más relajado, integrándolos en la dinámica de la gala sin restar importancia a su contribución a la comunidad. (I)