En el 2013 se convirtió en madre por primera vez, un año después su pequeño ya tomaba crayones y papel para hacer sus primeros trazos. Guardarlos en un archivador para el recuerdo no era suficiente para Camille Gamarra, fue entonces cuando valiéndose de su profesión de artista plástica decidió llevar estos primeros garabatos a moldes que terminarían en joyas de plata. Lo que al inicio fue un deseo maternal se convirtió en un emprendimiento al que ahora llama La Petite Artiste.