En el 2013 se convirtió en madre por primera vez, un año después su pequeño ya tomaba crayones y papel para hacer sus primeros trazos. Guardarlos en un archivador para el recuerdo no era suficiente para Camille Gamarra, fue entonces cuando valiéndose de su profesión de artista plástica decidió llevar estos primeros garabatos a moldes que terminarían en joyas de plata. Lo que al inicio fue un deseo maternal se convirtió en un emprendimiento al que ahora llama La Petite Artiste.

“Tenía muchas ganas de inmortalizar los dibujos de mi hijo, porque con el paso del tiempo se dañan, se rompen o se pierden. A raíz de eso nace esta idea de poder inmortalizarlos en diferentes formas, me parecía un detalle superlindo poder tener un dibujo de tu hijo”, dice la guayaquileña.

Bajo esta propuesta elabora cadenas y pulseras de plata. También realiza bordados en individuales, almohadones, carteras y manteles. Además de hacer peluches que replican el dibujo hecho por el niño en papel o cartulina.

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Gamarra, de 30 años, cuenta que el proceso de elaboración es completamente artesanal. Lo primero que necesita es una foto o imagen original del dibujo del niño o niña. “Yo lo replico todo a mano, se hace un pequeño molde, donde se va perfeccionando el dibujo para que quede tal cual como está en la imagen que me envían y de allí se hace el vaciado para hacer el dije completo”.

“Para mí es superimportante el hecho de conservar este tipo de detalles porque es la primera forma con la que ellos aprendieron a comunicarse en el mundo. Antes de aprender a hablar, un niño también aprende a dibujar, es una forma de lenguaje. Este emprendimiento es tan especial, porque son dibujos que no se van a repetir nunca más, de cierta forma es como inmortalizar esa pureza dentro de cada una de las piezas que se van haciendo de estos dibujos”, expresa.

La Petite Artiste es un proyecto que retoma luego de más de un año. Algo que agradece al confinamiento. “Ha sido una etapa en la que me he dedicado de lleno al arte y este era un proyecto que quería retomarlo con muchas ansias, sino que dedicaba bastante tiempo”.

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Señala además que el nombre del proyecto es a propósito de su seudónimo artístico.

El precio de los bordados está entre los $20 y $30. Los collares y pulseras, de $70 a $80.

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Haciendo arte con niños

Gamarra lleva cerca de diez años trabajando con niños desde el arteterapia. Proyectos sociales, ecológicos y talleres de artes –que al final terminan en inocentes exposiciones– son parte de su camino al que le ha sumado la labor social.

Cuenta que esta conexión nació cuando ella aún era adolescente. Relata que un día se acercó a unos niños que pedían dinero afuera de un centro comercial de la ciudad. Conmovida por el cuadro, regresó a ellos con cartulinas y colores en mano para juntos dedicar una tarde a la pintura. “Me empecé a dar cuenta de que en las obras que ellos iban pintando había muchas simbologías, muchos significados... Por allí me fui dando cuenta de que esto era lo que yo quería, tener una herramienta terapéutica”, sostiene Gamarra. (I)