Son historias contadas a través de dibujos y viñetas narrativas que poseen un formato de libro y que está pensado inicialmente para el público adulto. El término de la novela gráfica fue popularizado en los años 70 por la obra Contrato con Dios, del estadounidense Will Eisner. Aunque se reconoce como primera novela gráfica a la obra El eternauta, de Héctor Germán Oesterheld.

Las novelas gráficas se caracterizan por abordar, bajo un relato literario, temáticas profundas, a veces controvertidas y en su mayoría extensas. En muchas de ellas, la crudeza de la historia de la humanidad es plasmada con dibujos en tonos grises, tal como sucede con Maus (1980), de Art Spiegelman, en el que los judíos que vivieron la tormentosa Segunda Guerra Mundial son representados como ratones, mientras que los nazis son gatos; y en el que el blanco y negra se convierte en el mejor complemento.

Maus es uno de los máximos referentes de esta corriente literaria, aquí el autor grafica y relata la historia de su padre, Vladek Spiegelman, un superviviente del campo de Auschwitz-Birkenau (Polonia). Una historia que además explica la complicada relación entre padre e hijo. Fue la primera novela gráfica en obtener un premio Pulitzer.

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A finales de los noventa y principios del nuevo siglo surge un segundo boom que deja al descubierto a historietistas como Chris Ware, Daniel Clowes, Craig Thompson y Guy Delisle (2004), autor de Pyongyang. En esta última historieta el canadiense cuenta su estancia en la capital de Corea del Norte, el humor y la ironía se convierten en elementos claves para narrar el ‘choque’ cultural que vivió en Pyongyang cuando estaba bajo el hermético gobierno de Kim Jong-il. En esta ola literaria también pueden mencionarse libros como La ascensión del gran mal, del francés David Beauchard (1996), Persépolis, de Marjane Satrapi (2000), o Píldoras azules, de Frederik Peeters (2001).

Otros de los nombres que suenan con fuerza al hablar de novela gráfica es el del español Paco Roca, quien con su obra Arrugas (2007) llegó inclusive a la preselección de los Premios Óscar en la categoría mejor película de animación; y ganó el Goya a mejor guion adaptado en el 2012. Pues en el 2009 su trabajo literario tuvo una adaptación cinematográfica.

Arrugas recoge la historia de dos ancianos que se conocen en una residencia geriátrica y que entablan una amistad que lucha contra el alzhéimer.

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Exponentes locales

Algunos son los autores en Ecuador que se pueden distinguir dentro del género de novela gráfica, quienes también están estrechamente relaciones con el cómic. Por ejemplo, José Daniel Santibáñez, caracterizado por crear historias que más bien conectan con la ficción. Entre sus títulos se encuentra Ficciónica, Guayaquil de mis temores, El mago, Utópica penumbra y Ejecútese el poder. En esta última cuenta la historia de un exejecutor retirado que regresa a un país consumista para recuperar una fórmula robada.

El sitio web Ciencia Ficcion Ecuador recoge otros exponentes que se mantienen en este escenario futurista, Angelus Hostis, de Santiago Páez (guion) y Rafael Carrasco (ilustración), donde sitúa a una ciudad de Cuenca en el año 2120 como víctima de una serie de crímenes. También hay las que muestran la lucha cristiana entre el bien y el mal, como Konkista, de Wilo Ayllón, u otras que plantean una guerra futura como en Sombras en la oscuridad, del autor Juan Pablo Sandoval.

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El ejército de los tiburones martillos es otro de los títulos que desde el 2019 empezaron a escucharse en lo que a novela gráfica se refiere en Ecuador. El cuencano Fabián Patinho, autor de la obra, se inspiró en el mural que Camilo Egas hizo en 1939 en la Feria Mundial de Nueva York, EE. UU. En esta presenta a un grupo de mujeres, ‘las pillas’, que se confabulan para robar una pintura. Patinho también es autor de la tira cómica Ana y Milena. (I)