Si bien es cierto que el talento y la inspiración son la base para todo escritor, lo es también una adecuada preparación académica. Por años, la carrera de Literatura de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil –que acaba de hacer el relanzamiento de su licenciatura bajo la coordinación de Elsa Cortés– ha formado autores, y muchos de ellos en los actuales momentos están dando de qué hablar en el quehacer nacional e internacional por su brillante narrativa.

La idea, desde hace 56 años (tiempo que existe la carrera), es entablar un dialogo entre la literatura y otras áreas del arte, enfatizando en las destrezas de un literato que bien se puede dedicar a ser escitor, docente, crítico literario o gestor cultural, explica Carolina Andrade, decana de la Facultad de Filosofía, en donde se emplaza esta carrera que receptará las inscripciones para su examen de admisión hasta el próximo 5 de abril.

"Queremos una vuelta hacia las profesiones humanistas", ese es el objetivo que se persegue con este relanzamiento que -según Cortés- no era muy solicitada por los temores a no poder encontrar las plazas suficientes de empleo. Señala que su única meta es encausar el potencial de los nuevos talentos.

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Escritores, docentes y gestores culturales como María Fernanda Ampuero, Raúl Vallejo, Siomara España, Marcelo Báez, Solange Rodríguez, Fernando Balseca y María Paulina Briones –quienes pasaron por las filas de esta institución– concuerdan en que la pasión por las letras es algo que se les dio desde muy jóvenes, pero que en gran parte la academia encauzó y potenció esas inquietudes literarias.

Los frutos

España, quien es poeta y docente en la UArtes, señala que lo que la llevo escribir "fue quizás, la búsqueda de algo que me hacía sentir incompleta, descubrí que escribiendo no estaba sola". "Pero adicionalmente la literatura me permitió soñar, caminar y ver otros espacios, otros mundos posibles".

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Apunta que “formarse también posibilita la relación desde diversas miradas con el conocimiento, actualizarse y dejarse guiar de la crítica especializada de los otros y con los otros”.

Por su parte, Vallejo –quien en 2018 ganó los premios RAE y el de novela Miguel Donoso Pareja– además es director de la Escuela de Literatura, de la Universidad de las Artes, apunta que a la universidad le está agradecido porque le dio los instrumentos críticos e historiográficos para abordar, conocer y entender la literatura.

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"Creo que fue fundamental el ambiente de docentes que existían en ese entonces para motivar aún más esta motivación, este deseo de escribir, ese deseo de hacer literatura. La universidad no preparaba para eso, nos preparaba para la docencia, pero sin embargo todas las herramientas que recibí fueron herramientas fundamentales para mi formación como escritor digámoslo de esa manera", indica el exministro de Cultura y Patrimonio. 

Con ello coincide Ampuero, quien en 2018 fue incluida en la categoría de los mejores libros de ficción de una lista del New York Times. “La escuela de Literatura me dio todo, todo. La generosidad de mis profesoras fue grande... se sostiene gracias a un montón de mujeres generosísimas, brillantes”.

La autora de libros como Pelea de gallos o Lo que aprendí en la peluquería destaca la labor de grandes mejores que - a su consideración- son el pilar de esta carrera, a veces inconprendida.

Su labor como periodista y docente no habría sido posible si en esta carrera de la Universidad Católica no le alimentaban su creación. Y es por eso que por su parte Briones apunta que, aunque tuvo dificultades para terminar la licenciatura por –motivos financieros– trató de aprovechar al máximo cada herramienta: una de ellas fue la materia Animación Cultural con Jorge Masucco.

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"Pero también se trataba de una autoeducación puesto que ni siquiera había una biblioteca medianamente aceptable que es fundamental al momento de estudiar. Algunos profesores nos prestaban los libros y bueno todos siempre trabajamos. Así podíamos comprar los libros y pagar una carrera bastante cara. Me demoré mucho tiempo en terminar la licenciatura porque no podía pagar todos los créditos. Además vivo sola desde muy joven", dice la directora de La Casa Morada.

Báez en 2017 ganó el premio de novela Miguel Donoso Pareja. El autor de Nunca más Amarilis fue también parte de las filas de esta entidad que –a su juicio– fue una parte significativa en su andar literario, pero no la única, pues cree que las universidades no son “el lugar exclusivo de aprendizaje de un escritor”.

Considera que un autor puede provenir de cualquier entorno, y con la preparacióin adecuada surgirá. “Entonces las promesas literarias no surgen únicamente en la universidad, pueden surgir de otros espacios”.

Por su parte, Rodríguez considera “que quienes se dedican al arte tienen mucho tiempo para desistir porque en los apresuramientos contemporáneos, cada vez existe menos tiempo para reflexionar y poner los pensamientos en orden. Sin embargo, sobrevive el que persiste”.

"Muchas personas entran a talleres de escritura todos los años, los talleres de escritura sirven para muchas cosas porque los seres humanos desean escribir por miles de motivos: expresarse, saldar deudas, ordenar su mundo interior, pero a veces se trata solo de entusiasmos momentáneos. Un escritor con honesta vocación sabrá abrirse espacio", concluye.

Balseca cree que vivió en una época de oro en la universidad (años 70 y 80), porque tuvo maestros que le inculcaron una mirada crítica y profesional... estaba obligado a leer, a dar cuenta de lo leído, a ser creativo”, dice el columnista. (I)

Hay que acabar con esa concepción de que la literatura es aburrida. El gusto por lectura se adquiere leyendo y en Guayaquil existe un hambre por la literatura”.

Carolina Andrade, decana de la Facultad de Filosofía de UCSG.

 

Queremos brindar un espacio para que nos encontremos, para profundizar en conocimientos, en saberes, en estudios literarios”.

Elsa Cortés, coordinadora de la carrera de Literatura de la UCSG.