Soberana de dieciséis naciones independientes que integran la Commonwealth, jefa de Estado, gobernadora suprema de la Iglesia de Inglaterra; según el protocolo, nadie la puede tocar o abrazar en público. Isabel II del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte es todo un símbolo viviente desde que ascendió al trono en 1952; no ejerce el poder, aunque en la práctica el portador de la corona de San Eduardo tiene mucha influencia.

Hoy, muchos -sobre todo jóvenes de 30 hacia abajo- la reconocen como una ancianita de rostro adusto, que hace noticia cuando inaugura algún evento como los Juegos Olímpicos, asiste a desfiles de modas junto a Anna Wintour, la todopoderosa editora de Vogue, o simplemente le da gripe. Pero su historia abarca una serie de eventos que acapararon la atención mundial, y que ahora son relatados de forma inmejorable en ‘The Crown’, costosa y exitosa serie de Netflix que ya produce su tercera temporada.

Isabel II, su corona y familia tienen el poder quizá no de tratar los acuerdos del Brexit, pero sí el de mover masas y lo hacen de una forma romántica, es como seguir una telenovela en la vida real, con sus intrigas y todo, como cuando miles de entusiastas saltaron a las calles en mayo pasado cuando el príncipe Enrique contrajo matrimonio con la estrella estadounidense Meghan Markle. Y eso sin contar con los millones que alrededor del mundo siguieron este evento. Lo mismo pasó cuando Guillermo se casó con Kate Middleton, Carlos con Diana Spencer, Andrés con Sarah Ferguson y hasta la misma Isabel con Felipe Mountbatten; la Casa Windsor también causa alboroto cuando nace un nuevo miembro, o cuando fallece uno de ellos, por ejemplo, la muerte de la princesa de Gales, esto incluso aunque ella ya no formaba parte de la institución real.

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La familia real en pantalla

Toda esta atmósfera monárquica es captada de forma prolija por Peter Morgan en ‘The Crown’, así como ya lo hizo en la cinta ‘The Queen’ (2006), donde participó como guionista, película que le dio el Oscar a Helen Mirren por su impecable interpretación de Isabel II.

Romances, intrigas, situaciones políticas, entre otros puntos que se dieron durante los primeros años de reinado de Isabell II son tratados de forma tal que se ganó la simpatía del público y de la crítica, aunque aparentemente no es 100% fiel a lo que sucedió en realidad.

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El papel de la monarca está a cargo de Claire Foy, en sus dos primeras temporadas, actriz británica que recientemente se llevó el premio Emmy por su interpretación. El objetivo de Morgan es retratar todo el reinado de Isabel II, el más largo de la milenaria historia británica, superando incluso al de la reina Victoria.

Reina, pero no gobierna

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La monarca no gobierna, pero el Primer Ministro -cabeza del Gobierno, leal a su majestad- acude siempre al Palacio de Buckingham para informarle a la soberana sobre los asuntos más importantes de la nación y del mundo. Ella también es la 'estrella' principal en la ceremonia de apertura del Parlamento británico, donde -entre otras cosas- se encarga del discurso que pronuncia ante los miembros de la Cámara de los Comunes y los Lores, para fijar la agenda de la legislatura. Todo esto es simbólico e incluye toda la pompa, con coronas, carruajes, trajes ostentosos y más. Pero todo ese simbolismo tiene un gran poder en el imaginario del pueblo británico, donde un 65% de los adultos está de acuerdo con conservar la monarquía, mientras que solo el 19% preferiría la instauración de una república, según un sondeo de Opinium.

Esos son solo algunos de los asuntos de esta familia que siempre aparecen con fuerza en los medios del mundo y las redes sociales, indistintamente si el tema es político, cultural, turístico, deportivo o de farándula. ¿Qué otra familia real tiene ese poder mediático?

La riqueza de la reina se divide entre su ingreso personal y los fondos que recibe, como monarca reinante, de parte del gobierno. Isabel II tiene una fortuna personal -es decir, los 'sueltos' de su bolsillo- de $534 millones, que incluye colecciones de arte, joyas, propiedades..., esto muy aparte del patrimonio que pertenece al Estado, pero que igualmente está bajo posesión del rey o la reina mientras dure su reinado, y que incluye palacios, castillos, ducados, las joyas de la corona, entre otros.

El año pasado la consultora británica Brand Finance estimó en $ 87.582 millones el valor en conjunto de la familia real, siendo así que la realeza le generó ingresos a la economía británica de unos $ 2.300 millones. Sí, una institución que es catalogada por algunos de 'innecesaria', 'ociosa' y 'anacrónica' generó mucho dinero, y lo hizo gracias al turismo, marcas que llevan el sello real, y hasta la popularidad de series como ‘The Crown’. En contraste, mantener a los de 'sangre azul' solo cuesta unos $380 millones.

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Qué se viene en The Crown

Por ahora trabaja en una nueva temporada que se estrenará en 2019; Olivia Colman reemplazará a Foy para encarnar a la versión madura de la monarca. Vanessa Kirby, quien dio vida a la princesa Margarita, también se despide para darle paso a la actriz Helena Bonham Carter en las temporadas tres y cuatro, que cubren el período de 1964 a 1976. Se espera que en esta etapa también haga su aparición Camila Parker Bowles, hoy segunda esposa de Carlos y duquesa de Cornualles, no así la joven aristócrata Lady Diana Spencer, quien salió a la luz pública en los albores de la década de 1980 y que seguro será una de las tramas más comentadas de ‘The Crown’. (O)