Durante mucho tiempo, Diego José Pino, de 69 años, creyó que el deporte era parte del pasado. De joven practicó natación y ciclismo, pero un trastorno en el sistema nervioso autónomo lo obligó a parar.

La pérdida progresiva de movilidad lo llevó al sedentarismo, a la incomodidad y a una desconexión con su propio cuerpo. Hoy, en cambio, sonríe mientras lanza una pelota al ritmo de las indicaciones de una terapeuta, rodeado de risas, música y personas con historias similares.

A su lado, Rosa Ganchoso, a quien todos conocen como Rosita, asegura que no fue por la salud física que decidió salir de su casa y empezar a moverse. Fue por la soledad. “Mis hijos me insistieron en que debía conocer personas de mi edad. Estaba muy sola y necesitaba salir”, cuenta. Ahora, con 70 años, dice que su vida ha cambiado por completo.

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Ambos son parte de un espacio distinto en Guayaquil, uno donde el ejercicio no se mide en músculos marcados, sino en vidas recuperadas. Allí las metas no son levantar más peso, sino poder bailar otra vez, recordar una palabra, tener energía o, simplemente, hacer nuevos amigos. En ese rincón donde convergen historias y necesidades distintas nació Golden Years, un gimnasio ideado exclusivamente para adultos mayores, donde se trabaja no solo el cuerpo, sino también la mente, la memoria y la alegría.

Desde enero de este año, decenas de adultos mayores han encontrado mucho más que rutinas de ejercicios: han encontrado compañía, risas, nuevos amigos y una forma diferente de ver la vejez. Historias como la de Rosa o Diego demuestran que nunca es tarde para volver a empezar.

“Perdí movilidad por un trastorno neurológico, aquí la estoy recuperando”

La historia de Diego Pino comenzó con una necesidad física urgente. Hace varios años comenzó a experimentar un trastorno en el sistema nervioso autónomo que lo fue inmovilizando progresivamente.

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“Fue duro. Sentía que mi cuerpo me estaba abandonando”, confiesa. Pero al llegar a Golden Years encontró más que una terapia. “Poco a poco he ido recuperando movilidad, pero también me ha ayudado mucho la parte cognitiva. Las mesas de trabajo, los ejercicios con pelota, las conversaciones… me hacen sentir útil, conectado”, cuenta. Y concluye con convicción: “He mejorado bastante mi salud, pero lo que más me gusta es compartir con mis compañeros”.

Diego Pinos (c) se ejercita con el resto de sus compañeros con el fin de mejorar la movilidad física. Foto: El Universo

Un gimnasio que piensa diferente: cuerpo, mente y corazón

Este enfoque integral no es casual. Michael Vásquez, coordinador del centro y creador del proyecto, explica que todo nació de una necesidad personal: su abuela paterna, María Sol Coronel, fallecida tras luchar contra el cáncer.

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“Ella pasaba sola muchas horas y yo veía cuánto le hacía falta un espacio donde pudiera hacer cosas, no solo físicas, sino recreativas, cognitivas, sociales. Así nació la idea”, cuenta Vásquez, de apenas 23 años. En noviembre del año pasado lanzó un prototipo y, tras recibir gran aceptación, abrió oficialmente en enero.

“La salud de los adultos mayores es lo esencial. Por eso, antes de que se inicien, realizamos una evaluación integral, especialmente cognitiva, para determinar en qué nivel se encuentra cada persona y diseñar un plan personalizado”, explica. El objetivo, insiste, no es solo hacer que vivan más años, sino que vivan mejor, con independencia y dignidad.

Estimular el cerebro también es parte de la salud

En ese objetivo juega un papel fundamental Stephany Carrillo, licenciada en Psicología y encargada de la parte cognitiva y ocupacional del programa. Su trabajo comienza con una evaluación para medir el nivel de deterioro cognitivo del adulto mayor. Luego, junto con el equipo, diseña ejercicios que fortalecerán sus capacidades mentales.

“Lo que más se ve son fallas en la memoria a corto y largo plazo. Muchos no recuerdan fechas, lugares, incluso nombres importantes. Nosotros trabajamos con actividades como crucigramas, sopas de letras, operaciones matemáticas, manualidades y juegos lúdicos. Estos últimos no son estrictamente cognitivos, pero sirven para socializar, que es igual de importante”, explica.

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A cada adulto se le realiza una evaluación para medir el nivel cognitivo antes de realizarle la terapia física. Foto: El Universo

Ejercicio físico adaptado con resultados reales

La parte física está a cargo de Génesis Franco, licenciada en Terapia Física, quien también resalta el enfoque personalizado y humano del centro. “Nuestro objetivo es mejorar la calidad de vida y fomentar la independencia de los adultos mayores. Aquí vienen personas con párkinson, artrosis, artritis reumatoide, demencia senil, entre otros diagnósticos”, detalla.

Las rutinas incluyen ejercicios de fuerza, movilidad, coordinación y equilibrio, usando herramientas como pelotas, mancuernas y otros implementos adaptados. Pero también hay lugar para el disfrute. “Algunos días hacemos bailoterapia y es una de las actividades favoritas. Los adultos se divierten, se mueven, se conectan con la música y con los demás”, comenta Franco.

Adultos mayores realizan su sesión de terapia en el gimnasio Golden Years. Foto: Carlos Barros / EL UNIVERSO. Foto: El Universo

Golden Years es, por ahora, un proyecto creciente en la ciudad y posiblemente en el país. Michael Vásquez señala que “el sector geriátrico no está bien explotado en Ecuador”, por lo que decidió enfocarse en este nicho olvidado en lugar de abrir un gimnasio convencional. (D)