Las imágenes de Jack Grealish desmelenándose después de ganar la FA Cup, la Premier League y la UEFA Champions League quedarán para la posteridad en la memoria colectiva del Manchester City. Tanto por el impacto del jugador sobre el césped durante los últimos meses del curso, pero también por su irreverencia en una época en que cada detalle, cada aparición pública se cuida y se analiza hasta la extenuidad. La crítica extrema, y en ocasiones sin sentido, hacia un joven de 27 años que ha cumplido su sueño.