Un hecho inédito, nunca hubo cuatro países reunidos en una misma organización. Corea del Sur y Japón, no por deseo de compartir sino por un salvataje político, fueron los primeros países en dividirse el torneo en cincuenta y cincuenta. Y en 2026 serán tres naciones –Estados Unidos, Canadá y México– las responsables de montar la fiesta. Ahora serán cuatro. Parece demasiado, pero es la tónica imperante: unirse. Las exigencias de la FIFA –y del mundo actual– son cada vez más altas y, a no ser por países con muchísimo dinero –Qatar, Arabia Saudita– o con sobrada infraestructura –Estados Unidos, Japón, Inglaterra, Alemania, Francia, España, Italia– es cada vez más difícil para uno solo asumir el reto. Y aparte porque FIFA entiende que, de lo contrario, habrá muchos lugares adonde la Copa del Mundo nunca podrá llegar. El Mundial cobró una magnitud colosal. Uruguay 1930 o Chile 62 ya no podrán repetirse,