Hacia 1990 el Calcio reinaba como la meca del fútbol. Las celebridades futbolísticas no recalaban en España ni en Inglaterra (aún no se creaba la Premier League), menos en Alemania, los cracks aterrizaban en el Milan, el Inter, el Napoli, la Juventus, la Roma, el Lazio, el Parma… Ahí estaba el poder económico. En medio de ese esplendor, el país de Da Vinci y Miguel Ángel montó la Copa con más pompa de la historia. No se fijó en gastos. Quería lucirse, mostrar al mundo su historia, su arte, su industria, la moda, la cocina, el diseño, la música… ¡Vaya si mostraron su creatividad musical…! Cientos de millones recordarán por el resto de sus vidas Un’estate italiana, la canción de Giorgio Moroder y Tom Whitlock con la celestial interpretación de Edoardo Bennato y Gianna Nannini. El tema más bonito de los Mundiales: