Viajar miles de kilómetros para ir a jugar a Venezuela (5.015 km en línea recta desde Buenos Aires a Maturín); desandar tan tremendo trayecto para enfrentar cuatro días después a otra selección en casa. Ir al calor húmedo de Barranquilla en plena tarde con un sol que achicharra; jugar en los 4.150 metros de El Alto o en Manaos, junto al río Amazonas; o tener que ser visitante ante el rugido de los hinchas argentinos. Y todos hacen partido, todos te pueden ganar; hasta Venezuela es difícil, tanto que ni Argentina ni Brasil ni Uruguay pudieron sacar los tres puntos allí. Apenas rascaron un empate. Las eliminatorias sudamericanas no son un lecho de rosas. Carlo Ancelotti, acostumbrado a los elegantes escenarios europeos, comprobó en sus carnes por qué se las califica de las clasificatorias más difíciles del mundo. No se sintió cómodo en el estadio de Villa Ingenio, cerca del cielo boliviano.
Esto no es Europa, donde un grupo enfrenta a Francia, Islandia, Ucrania y Azerbaiyán. Muy asequible para los de la Torre Eiffel. U otro que mide a Suiza, Kosovo, Suecia y Eslovenia. Con hinchas tranquilitos y un príncipe en el palco. Todo es más amable. En Sudamérica hay protestas porque pueden llegar hasta siete selecciones al Mundial, 7 sobre 10. “Es demasiado, por poco clasifican los diez…”, se quejan. Europa tiene 54 participantes y “solo” 16 cupos, menos porcentaje, pero hay una veintena de esos animadores a los que podríamos definir como simpáticos o entusiastas, caso Gibraltar, San Marino, Chipre, Malta, Luxemburgo, Liechtenstein, Islas Feroe, Andorra, Albania, Montenegro, Kosovo, Estonia, Armenia, Azerbaiyán, Letonia, Lituania, Moldavia, Kazajistán, Georgia, Bielorrusia y etcéteras varios. Aparte, la UEFA conforma doce grupos y pone solo a uno fuerte por grupo para que no tenga problemas de ganar el primer puesto. No cruza a Alemania con Francia o a España con Italia. Cuidan muy bien de que lleguen los importantes. Acá es más cruento: todos contra todos. Por eso, no debemos tener vergüenza de nuestras seis plazas y media. Están bien.
Esta es la tierra de Di Stéfano, Pelé, Maradona, Messi, Ronaldo Ronaldinho, Garrincha y cien más. La calidad ha ganado esos cupos.
- OPTIMISMO. Con altas y bajas, mejores o peores rendimientos, Sudamérica puede esperar con confianza el Mundial. Los seis primeros —Argentina, Ecuador, Colombia, Uruguay, Brasil y Paraguay— no irán de turismo, están preparados y tienen material y cuerpos técnicos para aspirar a objetivos importantes. Todos deberían pasar la fase de grupos y los dieciseisavos de final. Sería extraordinario que el continente retuviera el título. Solo lo deportivo nos da fuerza. El poder político y económico pasa por otras latitudes.
- REALISMO. La felicidad va por un lado, la realidad por otro. Legítimas ambas. Hay que decirlo: Bolivia consiguió su repesca con una eficacia de apenas 37 % y un saldo negativo de goles de menos 18. Más: 17 de sus 20 puntos los consiguió en la altura. Pero debe ponderarse una actitud proactiva de su federación: al llegar la Copa América (junio de 2024), la Verde iba penúltima con 3 puntos; tras una Copa desastrosa en la que perdió sus tres partidos, dio un golpe de timón, cambió el técnico (asumió Óscar Villegas), trasladó su sede del Hernando Siles al estadio de El Alto (4.150 metros) y renovó su plantel. Puso jóvenes. Le salió el sol. Tan positivo resultó que logró 17 puntos y alcanzó a subirse al último vagón del tren.
- HISTÓRICO. Brasil terminó quinto, la peor clasificatoria de su historia, en la que apenas obtuvo el 51,8 % de los puntos. Perdió 6 juegos, entre ellos los dos ante Argentina y con ribetes especiales: el 0-1 en Maracaná fue la primera derrota de local en 71 años de eliminatorias; la segunda, 4-1 en Buenos Aires, la más abultada.
- URGENCIA. “Le quedan nueve meses para enamorar a la torcida”, dice Cahê Mota, analista de Globoesporte, de Brasil, refiriéndose a Carlo Ancelotti. En ese lapso tendrá apenas seis amistosos de preparación y debe encontrar un funcionamiento. En el mismo sentido, Carlos Eduardo Mansur, también del Grupo Globo, analiza: “A Ancelotti le sobran opciones en ataque: Raphinha, Estêvão, Luiz Henrique, Martinelli, Kaio Jorge, Vinícius Júnior, Matheus Cunha, Rodrygo, Richarlison... La lista es extensa, todos ellos entre 18 y 28 años, siendo la gran mayoría menores de 25. El desafío será ensamblar las características”. Vuelve Cahê Mota: “Con la clasificación finalizada, Brasil ahora tiene más de qué preocuparse. La derrota en El Alto queda a cuenta de la altitud, el quinto puesto en la clasificación no”.
- TESORO. Lionel Scaloni es el mayor hallazgo en un siglo y medio de fútbol argentino. El 8 de septiembre cumplió siete años como técnico albiceleste y lo hizo agregándole otra gema a su collar de perlas: ganó la eliminatoria. La suma al Mundial, las dos Copas América y la Finalissima (Copa de Campeones Conmebol-UEFA). Le cambió el humor al país futbolero.
- RÉCORD. Como comentamos en la columna anterior, a los 38 años, Messi se coronó goleador del premundial con 8 anotaciones. No obstante, lo notable es otro dato: es el futbolista que en más ocasiones se coronó máximo artillero de un torneo en toda la historia: 31. Y el que lo hizo en más competencias diferentes: Liga Española (8 veces), Copa del Rey (5), Supercopa de España (5), de Europa (2), Mundial de Clubes, Champions League (6), Copa América, Mundial Juvenil, Leagues Cup y ahora eliminatoria. Haber sido sus contemporáneos es un privilegio.
- TAPADO. Al colombiano Luis Javier Suárez lo habíamos visto una tarde jugando en el Almería y nos pareció interesante. Luego le perdimos el rastro, y ahora rompió la piñata con sus cuatro goles a Venezuela. Justo en la última fecha. Obligó al técnico: ¿cómo hace Lorenzo ahora para no anotarlo en la lista de viajeros a Estados Unidos…?
- RENOVACIÓN. Los tres eliminados de la competición —Venezuela, Perú y Chile— despidieron inmediatamente a sus entrenadores y anunciaron que encararán profundos cambios en el nuevo proceso de cara al Mundial 2030. En Perú se menciona el nombre de Gustavo Quinteros, en tanto para Venezuela suenan Luis Zubeldía y el español Xavi Hernández. En Chile no se habla mucho del tema porque “recién en el segundo semestre de 2027 se jugaría el primer partido oficial”, dicen los medios. Perú, según se anticipó, inscribiría a la ciudad de Cuzco, a 3.400 metros de altitud, para hacer de local, al menos ante Argentina y Brasil. Chile ya intentó algo parecido en la clasificatoria para el 2022, jugó ante la Albicleste en Calama (2.260 metros sobre el nivel del mar), pero no le dio resultado: perdió 2 a 1. La mejor receta es formar jugadores. El ejemplo es Ecuador: ya no necesita de Quito para ganarle a cualquiera.
- ÉPOCAS. Venezuela es el único sudamericano que no fue a un Mundial. Pero nunca se hizo problema por ello. Recibía goleadas crueles, estrepitosas y nadie se molestaba. Todo ha cambiado. Avanzó tanto que le resultó intolerable quedar fuera del 2026. Hasta Nicolás Maduro dio una conferencia y exigió la salida del DT Fernando Batista. “El fútbol se masificó y casi que desplazó al béisbol como deporte nacional. Tenemos con qué competir, llegar y ganar, así que hay que corregir lo que haya que corregir”, bramó el presidente.