Mientras el mundo mira con horror los crímenes del ejército ruso contra Ucrania, en nuestro país vivimos una guerra particular: la de la llamada LigaPro contra la libertad de expresión, condición indispensable para el progreso de los pueblos y el fortalecimiento de la democracia.

El 26 de agosto de 1789, la Asamblea Nacional Constituyente de Francia aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, transformándose en un legado fundamental de la Revolución francesa, que tiene un valor universal, y constituyó en 1948 la base de la Declaración de las Naciones Unidas.

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Se convirtió entonces el derecho a pensar, informar y exponer el pensamiento en una de las mayores aspiraciones humanas, descrita en el artículo 11 de la Declaración: “La libre comunicación de pensamientos y opiniones es uno de los derechos más valiosos del Hombre; por consiguiente, cualquier ciudadano puede hablar, escribir e imprimir libremente, siempre y cuando responda del abuso de esta libertad en los casos determinados por la Ley”.

Asociación Ecuatoriana de Editores de Periódicos suma rechazo a limitación de acceso a la información por parte de LigaPro

Fue tal la universalización de este principio que la mayoría de los países del mundo lo consagraron en sus constituciones. Ecuador lo hizo cuando se dictó en 1830, al fundarse la república independiente. La libertad de expresión ha sido consagrada en las 20 cartas magnas dictadas hasta 2008. No fue suprimida ni aun en las constituciones menos garantistas y más represivas como la de 1843, llamada Carta de la Esclavitud, o la de 1869, denominada Carta Negra.

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Con muchos tropiezos provocados por el autoritarismo y la pretensión de crear un pensamiento único en nuestra sociedad, la libertad de expresión fue incluida entre los derechos fundamentales en la Constitución de 2008, que rige hasta hoy. Pero los intentos de vulneración, amenazas y represión no han desaparecido.

‘LigaPro limita nuestro derecho a informar al negar acreditación a los fotógrafos’, dice el presidente de la Asociación Ecuatoriana de Fotoperiodistas y Anexos

Los dirigentes de la LigaPro han decidido que los medios de comunicación solo pueden ilustrar sus informaciones acerca del fútbol con fotografías e imágenes proporcionadas por esa entidad, que a su vez las obtiene de una agencia con la que tiene un acuerdo comercial. Para ello la LigaPro ha optado por impedir el ingreso a los espectáculos futbolísticos de los fotógrafos de los periódicos, entre ellos Diario EL UNIVERSO. La libertad de expresión es un concepto absoluto. No admite concesiones que la conviertan en ‘media libertad’. Su imperio es irrenunciable.

Con la liberalidad que existe en el uso de micrófonos y divulgación de conceptos arbitrarios, un ‘periodista’ desubicado ha rechazado que la prohibición de la cobertura gráfica constituya un ataque a la libertad de expresión. Además, ha justificado esa conducta atrabiliaria e inconstitucional llamándola “modelo de negocios” y sugiere que nuestro Diario “dialogue con la LigaPro’' y que “cada parte ceda un poco”.

Debe ser uno de esos monigotes que hablan hasta el hartazgo de tácticas, pero que suelen carecer de cultura general. Ese estado de semianalfabetismo cultural lo hace superponer el “negocio” a un derecho humano universal e imprescindible.

Ante rechazo de LigaPro de acreditar a fotógrafos de EL UNIVERSO hay que ‘interponer acciones de protección’, sugiere el director de Fundamedios

Es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas, a través de cualquier modo. No se puede restringir este derecho por vías o procedimientos indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares como los de la Liga que regula el balompié profesional en Ecuador.

Cualquier medio de comunicación debe tener la libertad de publicar sus fotos propias e impedir lo que el presidente de Emelec, Nassib Neme, ha llamado “piratería”. Es “modelo de negocios” trucar fotos superponiendo publicidades de empresas ligadas comercialmente a la LigaPro lo que causa perjuicio a los clubes, que son los que forman esa entidad.

Esta agresión a la libertad de expresión no ha merecido ninguna reacción de los poderes del Estado. No nos extrañaría que se esté tramando una ‘amnistía’ que convalide el atraco al derecho de la sociedad de ser libremente informada. Suponemos que pronto se interpondrá una acción de protección que impida la violación de un derecho constitucionalmente amparado y se inicie una investigación por este delito. (O)