“Fluminense le jugó de igual a igual al City hasta los 30 segundos…”. Fue el irónico comentario de un diario brasileño sobre la final del Mundial de Clubes entre el campeón de Sudamérica y el monarca europeo. Pasa que todos ansiábamos ver si esta vez el ganador de la Libertadores se acercaría en juego al vencedor de la Champions. Pero ¡puuuummmm…! Nos dimos de narices. A los 39 segundos ya ganaba el equipo inglés. Y al cabo de los 90 minutos redondeó un 4 a 0 cómodo, abrumador. Fue duro… Seguimos lejos de Europa.
Éxodo total. La mejor prueba de que todos los cracks se van es que en estos días el joven brasileño Endrick, del Palmeiras, llegó a España para conocer a fondo al Real Madrid, su nuevo club, que lo fichó hace más de un año. En julio, cuando cumpla 18, podrá incorporarse de pleno al plantel blanco. Su potencia es devastadora. Tiene todo para convertirse en superestrella y ya debutó en la selección mayor de Brasil. Vitor Roque, otra perla, extraída del Atlético Paranaense, todo un crack, llegará a la mayoría de edad en febrero y ya se sumó al FC Barcelona, donde debutará en dos meses. El Diablito Echeverri, de River, que festejará los 18 este martes, acaba de ser transferido al Manchester City. Un gambeteador imparable y con gol. El City paga algo así como 25 millones de euros, una cifra para ellos ridícula. Kendry Páez, enorme talento aún con 16 almanaques, está en la misma, cuando llegue a los 18 que marca la ley volará a Londres para ponerse la azul del Chelsea. Santiago López, un hábil chico de 17, en este caso de Independiente, está que se quiere ir sí o sí. Talento que brota.
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Invictus. La Colombia de Néstor Lorenzo, sin figuras rutilantes, acaso con la cabecita de Luis Díaz sobresaliendo del resto, es la única selección de Sudamérica que terminó sin derrotas el 2023. Disputó trece duelos, ganó ocho (entre ellos a Alemania y a Brasil) y empató cinco. En apenas seis partidos encaminó la clasificación para el Mundial 2026.
Crisis. La de Brasil a nivel de selecciones. En clubes dominan como nunca el panorama continental, en selecciones es la contracara. Jamás había perdido Brasil tres duelos consecutivos en eliminatorias. Su foja estaba inmaculada como local. Sus últimos cinco juegos fueron lamentables: jugando mal venció 1-0 a Perú en Lima con un gol a los 90 min. Luego igualó de local 0-0 con Venezuela, cayó ante Uruguay 2-0, en Maracaná volvió a perder con Argentina 1-0 y por último ante Colombia en Barranquilla 2-1. Seguro es la peor serie de toda su historia. Eyectaron del cargo al presidente de la CBF, que decía tener apalabrado a Ancelotti para asumir como DT, el italiano renovó por dos años con el Real Madrid. Quedó descartado para Brasil, que, de momento, deberá ser dirigido por el interino Fernando Diniz. Pero, más allá de la cuestión de técnicos o presidentes, Brasil se ha llenado de jugadores comunes, buenos, pero normales, a miles de kilómetros de distancia de los Pelé, Tostão, Zico, Falcão, Ronaldo, Romario, Roberto Carlos, Cafú...
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Salomónica. La solución de la FIFA para “repartir” el Mundial 2030. Son tantas las exigencias que pone la matriz del fútbol a los anfitriones de una Copa del Mundo que casi no hay países que puedan cumplirlas, por eso lo de Qatar fue único. Y por eso casi todas las candidaturas son conjuntas, entre dos o tres (como Estados Unidos, México y Canadá). Por cumplirse en 2030 el centenario de la Copa, nacida en Uruguay, caía de maduro que correspondía dar el torneo a Uruguay y Argentina, los primeros finalistas de la historia. También está claro que Sudamérica no puede hoy organizar la competición con los estándares impuestos. No hay recursos. Había que decidir entre España, Portugal, Marruecos y Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile. Nadie podía imaginar la resolución final: un partido en Uruguay, uno en Argentina, uno en Paraguay, Chile afuera y los 109 restantes cruzando el Atlántico, con España como base con diez subsedes. Dejan contentos a los tres sudamericanos, que entran al Mundial sin mover un dedo, satisfacen a Marruecos, que lleva décadas pidiendo una Copa, y finalmente el certamen queda en Europa, como quiere FIFA... Y a Chile, para calmarlo, le dieron el Mundial Sub-20 de 2025. Un chupetín.
Inestabilidad. La actual eliminatoria sudamericana ha marcado un récord: en las primeras seis fechas cayeron cuatro técnicos; los cuatro, despedidos. Guillermo Barros Schelotto, de Paraguay; Gustavo Costas, de Bolivia; Eduardo Berizzo, de Chile; y, Juan Reynoso, de Perú. Y puede haber más. Fernando Diniz probablemente salga de Brasil cuando se elija al nuevo presidente de la CBF. ¿Y cuál es el grado de felicidad con Félix Sánchez Bas en Ecuador…?
Balón de Oro. Luego que Messi ganara su octavo Balón el pasado 30 de octubre deslizó que era el último para él y que ahora viene el tiempo de nombres nuevos. El preciadísimo galardón, dominado en los últimos 16 años por el rosarino y por Cristiano Ronaldo, entra en otra etapa, en la que se diversificarán nombres menos legendarios. Hoy no hay una respuesta para una pregunta sencilla: ¿Quién es el mejor del mundo…? ¿Haaland, Mbappé, Bellingham, Vinícius…?
Dominio absoluto. El fútbol inglés aplasta en las preferencias al español, al alemán o al italiano. El 95,5% de la platea universal elige ver la Premier League. A nadie se le ocurriría pasar dos horas frente a la tele para un Cádiz-Getafe, pero no le haría mala cara a un Fulham-Everton. No verá solo un partido sino un espectáculo, en el que dos equipos se atacan sin pausa, el VAR está para ayudar, los campos son hermosos y cualquiera puede ganar. Y además no hay un caballo que corre solo como en Alemania (Bayern) y Francia (PSG) o dos como en España (Real Madrid y Barcelona). Dependiendo de su mejor o peor actualidad, pueden ser campeones muchos: Manchester City, Liverpool, Arsenal, Chelsea, United, Tottenham…
Expectativa. La que generó el fallo de la Unión Europea sobre la ley antimonopolio. ¿Habrá una Superliga paralela a la Champions…? ¿Cambiará esto los esquemas organizativos del fútbol mundial…? (O)