Revisando las páginas de la historia del fútbol de nuestra ciudad me detuve a investigar sobre la visita de equipos y selecciones europeas que jugaron aquí y me remonté a 1920 cuando el navío de la armada británica HMS Weynouth ofreció, para la actividad deportiva, a su cuadro de balompié. Fue el equipo guayaquileño Centenario que enfrentó a los marineros ingleses en la cancha del antiguo hipódromo de Guayaquil (Historia del fútbol guayaquileño, de Ricardo Vasconcellos Rosado). Este es el primer partido internacional de la historia de nuestro fútbol.

En 1921 otro buque inglés visitó Guayaquil y jugó dos partidos: el Cambrian. El Centenario y luego el Norteamérica los enfrentaron en el estadio de Puerto Duarte (luego denominado, en 1924, estadio Municipal. Con la construcción del Capwell este sirvió para jugar también las jornadas internacionales). El 16 de julio de 1952, el club Patria rivalizó con Sevilla FC, el 29 de diciembre de 1953; el equipo sueco Degerfors IF jugó con el Barcelona. El 2 de junio de 1954, los toreros se midieron con el alemán Rot-Weiss Essen. Pasaron algunos años hasta que el 30 de noviembre de 1958, Emelec jugó en su estadio con el sueco IFK Norrköping. En julio de 1959 se inauguró el estadio Modelo y revisando la actividad internacional en ese escenario se confirma que la década de los 60 recibió a los mejores equipos del mundo. Entre los europeos el primero que jugó ahí fue el Real Madrid.

El domingo 12 de agosto de 1961, ante 60.000 personas, el elenco merengue venció 3-1 al Barcelona. Ese día los guayaquileños pudieron observar a una de las mejores delanteras del mundo: Canario, Del Sol, Di Stéfano, Puskas y Gento. El 17 de diciembre de 1961, Emelec también jugó ante el equipo soviético FC Dinamo de Tbilisi. En 1962 llegó a Guayaquil el FC Barcelona y jugó el 9 de julio con BSC. También se presentaron conjuntos de la talla del Atlético de Madrid, en 1964; en 1966 el Rapid de Viena y el AC Milán de Italia, que traía a sus principales jugadores Maldini, Angelillo, y Trapattoni.

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En 1967 arribaron Estrella Roja, Sheffield United inglés, Borussia Mönchengladbach alemán, las selecciones de Hungría, Checoslovaquia, y Rumania, también el famoso Dínamo de Moscú, que entre sus filas trajo al mejor arquero del mundo: Lev Yashin.

He dejado intencionalmente para el último el partido realizado el domingo 20 de agosto de 1967 entre Benfica de Portugal y Barcelona, ante 30.000 espectadores. El choque fue espectacular porque Benfica trajo en su plantilla a una delantera poderosa: José Augusto, Torres, Eusebio y Simões. El partido, calificado como espléndido, terminó 3-2 a favor de los europeos. La secuencia de los goles fue la siguiente: a los 8 minutos Félix Lasso, de media vuelta; a los 15 el gran Eusebio de tiro libre desde 25 metros igualó. Pero el BSC se adelantó 2-1 por medio del bombardero Wacho Muñoz.

Así fueron al descanso y si el primer tiempo fue de alto nivel, el segundo fue simplemente mágico. El empate de Benfica lo convirtió José Augusto a los 55 minutos, pero faltaba la obra de arte y esa la creó Eusebio: a una distancia de 45 metros decidió patear el tiro libre directo al arco. Los espectadores no imaginamos qué iba a hacer hasta que tomó carrera y sacó un disparo que, por su poder y velocidad, dejó una estela. La bola chocó contra las redes ante la incredulidad de los propios jugadores y de los aficionados presentes. Eusebio al término del partido se marchó ovacionado.

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Guayaquil había visto jugar a la Pantera de Mozambique, que además demostró su don de gente. Había visitado la Casa Deportiva Spencer y rodeado de la multitud era uno más; sencillo, sin guardaespaldas. Eusebio, en una explicación sobre del porqué era así habló de su infancia y lo que le costó llegar a la fama. EL UNIVERSO, el domingo en que se iba a jugar el partido, publicó ‘El fútbol que usted soñó ver’. Y así fue, un sueño que aún persiste. ¿Quién era Eusebio Da Silva Ferreira? Nació el 25 de enero de 1942, en el barrio Mafalala, en un suburbio de Maputo, en la parte sur de Mozambique, por esos años colonia portuguesa. Hijo de esclavos, de padre angoleño y madre mozambiqueña, toda su juventud fue tormentosa por la pobreza, pero una manera de distraer sus pesares era jugar al fútbol y lo hacía de maravilla, tanto que en su barrio lo apodaron Magagaga (mágico).

Eusebio jugaba en el Sporting de Lourenço Marques, de Maputo, donde ya deslumbraba. Esa noticia llegó a conocimiento del famoso entrenador húngaro Béla Guttmann, quien no perdió tiempo y viajó a confirmar personalmente todo lo que le habían comentado de Eusebio. Guttmann era DT el Benfica de Portugal. La historia cuenta que vio a Eusebio un solo tiempo y regresó al hotel para hacer la llamada al presidente del Benfica. Las primeras frases que dijo fueron: “Hay que llevarlo pronto porque hoy he visto una pantera hecha de oro, de puro oro.

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Benfica pronto arregló con el equipo mozambiqueño y Eusebio viajó a Lisboa, pero la dirigencia lusa comenzó a sospechar porque la transferencia no era despachada desde Mozambique. Descubrieron que Sporting de Lisboa había realizado una oferta descomunal para quitarles a Eusebio y el Benfica, para evitar eso, lo escondió por cerca de tres meses en un hotel de Algarve con el nombre falso de Ruth Maloso, hasta que se definió el caso a favor del Benfica. En el partido de estreno hizo tres goles. La prensa publicó “ha debutado en el Benfica un delantero demoledor, con un disparo megatónico y capaz de hacer 11 segundos en 100 metros”.

Desde ese día Eusebio se convirtió en figura, luego en ídolo y por fin en leyenda del balompié portugués y con esa selección, que tuvo su mejor presentación mundialista al ser tercera en Inglaterra 1966, quedó goleador con nueve goles. Vencieron a Hungría 3-1, a Bulgaria 3-0 y a Brasil 3-1. El partido magistral de Eusebio fue en cuartos de final, contra la sorpresa del torneo: Corea del Norte, que había eliminado a Italia. Los asiáticos, en menos de 25 minutos ganaban 3-0, hasta que apareció la magia de Eusebio, autor de cuatro goles consecutivos. El partido terminó 5-3 a favor de los lusos.

La carrera de la Pantera en el Benfica fue impresionante y llena de títulos: 17 copas portuguesas, Balón de Oro 1965, goleador de la Copa Europa 1966, 1968; Botín de Oro 1973, ocho veces goleador de la Liga portuguesa, distinguido por la IFFHS como el futbolista portugués del siglo XX, tres condecoraciones del Gobierno portugués y Orden al Mérito de la FIFA. Falleció el 5 de enero de 2014, a los 71 años, por insuficiencia cardiaca. El Gobierno de Portugal declaró tres días de luto. El día que Eusebio murió Cristiano Ronaldo lo dijo todo: “Ha fallecido el verdadero mito de Portugal”. (O)


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