Emelec vive uno de los periodos más complicados de su historia reciente. El club que hace menos de una década celebraba títulos nacionales, hoy atraviesa una profunda crisis institucional y deportiva que lo ha alejado de los puestos de protagonismo en el campeonato ecuatoriano.
Desde 2022, año en que Nassib Neme dejó la presidencia tras más de una década exitosa al mando, el Bombillo no ha logrado recuperar el rumbo. Aquel ciclo, que dio forma al tricampeonato entre 2013 y 2015 y que convirtió al equipo en modelo de gestión, dio paso a una etapa marcada por la inestabilidad, los problemas económicos y la falta de planificación deportiva.
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Con la llegada de José Pileggi a la dirigencia en 2022, comenzaron las dificultades administrativas y financieras. Los atrasos salariales se hicieron frecuentes y las decisiones deportivas, erráticas. Pese a que el club mantenía una base competitiva, los resultados empezaron a desmoronarse: sexto en la tabla acumulada de la Liga Pro 2022, undécimo en 2023 y décimo en 2024, a tan solo diez puntos de perder la categoría.
“Cuando no hay una estructura sólida en lo económico, el vestuario lo siente. Los jugadores pueden tener talento, pero si cada mes se preguntan si les van a pagar, el rendimiento baja inevitablemente”, comentó Carlos Hidalgo, exvolante del club. “Emelec siempre fue sinónimo de orden, y eso se perdió en los últimos años. No se trata solo de fichar, sino de planificar”, añadió.
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El 2024 fue el punto más crítico. El equipo, sumido en la irregularidad, terminó último en la segunda etapa y sin opciones de pelear el título. A nivel institucional, Pileggi renunció en octubre de esta temporada, dos años antes de terminar su periodo. Lo reemplazó César Avilés, aunque su paso fue corto y sin capacidad para revertir la crisis. Finalmente, en febrero de 2025 asumió el ingeniero Jorge Guzmán Mancilla, quien hasta ahora intenta estabilizar al club, aunque los atrasos salariales siguen siendo una constante.
“El problema es que mientras no haya solucionado todas las deudas, no haya salido de los juicios y que todo esté en paz dentro de la institución, pues será complicado. Yo estoy convencido de que si solucionan los problemas económicos, solucionan todo”, analizó Carlos Torres Garcés, extécnico eléctrico. “Nos encontramos hoy en día, pues, con gente que tiene posiblemente buenas intenciones, no podría decir lo contrario, pero que no tiene recursos. Y entonces, ¿un club cómo se financia? Con buenos resultados, primero, y luego, pues, sponsors, derechos de televisión, asistencia a los estadios, y así. Todo va de la mano entre sí”, añadió.
Deportivamente, el presente azul muestra leves señales de vida. En la Liga Pro 2025, aunque no compite por el título, disputa el segundo hexagonal que otorga un cupo a la Copa Sudamericana 2026. Además, es semifinalista de la Copa Ecuador, donde espera al ganador entre Liga de Quito y Deportivo Cuenca.
Sin embargo, los problemas de fondo siguen latentes. La hinchada, acostumbrada a pelear arriba, mira con preocupación cómo la falta de gestión ha deteriorado la imagen de uno de los clubes más importantes del país.
El reto de Guzmán Mancilla será, sin duda, el más grande de los últimos tiempos: reconstruir el proyecto institucional y devolverle a Emelec la estabilidad perdida, tanto en lo financiero como en lo deportivo. (D)